Skip to main content

Danner González

@dannerglez

 

Aventuro una hipótesis para empezar el texto: los buenos libros son aquellos que te hacen salir corriendo a leer otros libros. A mí me sucede –entre otras lecturas–, cuando leo a Javier Cercas. Da la impresión de que conoce todo el canon literario o que alguien le ha pagado para recomendarnos lecturas, citándolas de paso y haciéndolas interesantes. O haciéndonos volver a los clásicos, con ansias renovadas.

Ya en El punto ciego escribía que un español es alguien con una teoría sobre la guerra civil. Así, en El monarca de las sombras vuelve al tema de su obsesión para hacerle un balance al pasado de un familiar suyo, Manuel Mena, héroe falangista. ¿Qué es un héroe? Es una de las preguntas sobre las que a menudo insiste Cercas en sus novelas, para encontrarle a personas de carne y hueso, los muchos matices del heroísmo.

Pero corramos un tupido velo sobre la historia y ocupémonos un poco de lo que aquí llamaré “el método Cercas” usado a menudo en sus novelas, por demás interesante. Podría resumirse más o menos así:

  1. La novela comienza en un punto de conflicto o penuria familiar, un desamor o la muerte de un pariente del narrador.
  2. A y B conjeturan que todas las personas que aparecen en una foto o en un documento, están muertos.
  3. B descubre por C que hay, de entre ellas, un sobreviviente. B se sobresalta.
  4. Lo que C no le cuenta a B porque no lo sabe es, se sugiere, trascendente, pero no será develado sino al final de la novela, y quizá ni siquiera entonces. Corrijo: será sugerida una hipótesis al final de la novela, pero esta no será la verdad definitiva del libro. Cercas mismo ha escrito que las suyas son novelas de punto ciego, cuya pregunta central, la que da origen a la novela, no llega a tener respuesta.
  5. Aparece un personaje del mundo real, amigo del autor, del que el autor-narrador cuenta una historia que no sabemos si tomar como real o ficcional, confundiendo los planos en los que se mueve la novela.
  6. El narrador, que lleva el nombre del autor, Javier Cercas, no necesariamente es el autor, sino un personaje homónimo, una suerte de alter ego, que no quiere escribir el libro, pero la historia lo persigue, lo acecha y al final lo obliga a escribirla. Pareciera un recurso barato, o gastado, pero la realidad es esta: solo las historias que te ponen un revólver amartillado en la sien, merecen ser escritas. Cercas parece saberlo, así que se justifica: “Todas las novelas de Kafka son más o menos iguales, y todas las de Faulkner también. ¿Y a quién carajos le importa?”
  7. No quedan papeles, cartas, y el sobreviviente que bien podría contar lo que sabe, no quiere o no puede, o no sabe bien, o elige callar, así que toca al novelista intentar iluminar la oscuridad de los resortes y las causas que movieron a los personajes.

Si Anatomía de un instante fue un libro escrito para saldar deudas con su padre, El monarca de las sombras es un libro escrito para su madre. Su escritura es intimista, a ratos parece que cuenta cosas que sólo a él le interesan, y sin embargo al final logra salvar el relato echando mano de los griegos.

En Anatomía de un instante, Cercas concluyó pensando que no era mejor que su padre y que ya nunca iba a serlo. En El monarca de las sombras, concluye que no es mejor que Manuel Mena, que no es mejor que Nadie. Si Mena es Aquiles, entonces ese narrador impersonal que no es Javier Cercas y que no tiene permitido fabular porque no es narrador, es Nadie. Yo soy Nadie, parece decir Cercas. Si Nadie es Javier Cercas, siguiendo el silogismo, Javier Cercas es Ulises.

Próximo al final del libro sostiene “que es mil veces preferible ser Ulises que ser Aquiles”. Entonces Cercas es mejor que Manuel Mena. Entonces Cercas no es mejor que Nadie, porque Cercas elige ser Ulises, ergo, Nadie. La lectura me ha recordado a Borges en el cuento El Sur, con Dahlmann saliendo a la llanura. Cercas se mueve de nuevo en la querencia de su literatura: los héroes que no son, los héroes que él no es. ¿Estamos en El monarca de las sombras frente al cierre de una posible trilogía que abrió Soldados de Salamina y continuó Anatomía de un instante? ¿Será la última novela de Cercas sobre la guerra civil española, o no parará nunca de hablar de ella, como no de otra cosa hablan los españoles, a decir suyo?

En resumidas cuentas, me gusta Javier Cercas porque al leerlo pienso: ¡Joder, ya me gustaría a mí haber escrito este libro! Y quizá allí radica la maestría de autores como Cercas o Bolaño, como Onetti o Arenas, al menos en cuanto hace a mis afinidades electivas. Si despierta en mí las ganas de escribir, de dejarlo todo aunque sea por un momento para largarme a narrar el mundo, o por lo menos a leerlo, entonces su literatura, para mí, funciona.

Danner González

Especialista en comunicación y marketing político. Ha realizado estudios de Derecho en la Universidad Veracruzana; de Literatura en la UNAM; de Historia Económica de México con el Banco de México y el ITAM, y de Estrategia y Comunicación Político-Electoral con la Universidad de Georgetown, The Government Affairs Institute. Máster en Comunicación y Marketing Político con la Universidad de Alcalá y el Centro de Estudios en Comunicación Política de Madrid, España, además del Diplomado en Seguridad y Defensa Nacional con el Colegio de Defensa de la SEDENA y el Senado de la República. Ha sido Diputado Federal a la LXII Legislatura del Congreso de la Unión, Vicecoordinador de su Grupo Parlamentario y Consejero del Poder Legislativo ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral. Entre 2009 y 2010 fue becario de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores en Córdoba, España. Sus ensayos, artículos y relatos, han sido publicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Es Presidente fundador de Tempo, Política Constante.