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Por Analí Franco

 

Se me olvidó decirte, que hay tantas cosas que doy por hechas y que poco a poco olvido, no por insignificantes sino por la falta de coraje.

Se me olvidó decirte en nuestra última plática, que ha sido increíble compartirnos y que no necesito dormir a tu lado a diario para sentir tu presencia.

Se me olvidó explicarte que, el cariño existe sin importarnos siquiera y que no es necesario hablarlo porque prefiero imaginar que lo sabes.

Se me olvidó decirte que muchas veces las palabras sobran cuando los hechos hablan. Que tomar distancia es un respiro. Además, olvidé decirte que no sé rogar.

La última vez juntos, se me olvidó contarte que si no expreso lo que siento es porque me prometí no hacerlo por temor a salir dañada como siempre. Sí, es muy cómodo, pero cuando se ha perdido todo y ya no queda más por dar, se olvida qué hacer ante circunstancias semejantes.

Se me olvidó decirte que prefiero por sobre todo tu honestidad y el valor para enfrentar la compañía de alguien como yo.

Me fui y no te di las gracias por la fruta de la mañana, por esperar a que llegara a tu morada, anteponiendo otras actividades a ti. No creas que no eras mi prioridad, porque lo fuiste, simplemente no quería invadirte.

Tampoco te dije lo asombroso que me pareces, que me gusta verte en la cama desnudo mientras me hablas de tu trabajo. Se me olvidó repetirte una vez más lo buen amante que eres, y que prefiero ante todo una noche honesta y descuidada contigo que un mes lleno de ataduras.

Lo sé, ahora ya no es el tiempo, en realidad, solo quería hacerme saber que se me olvidó decirte que espero verte pronto para poder explicarte la gratitud e incluso el amor que te tengo… Se me olvidó decirte…que siempre te pienso.

Analí Franco

Está próxima a cumplir 33 años. Es abogada y Maestra en Educación; gusta de la pintura, la fotografía, el cine (particularmente el de terror), la gastronomía y del buen mezcal. Suele tener una personalidad burbujeante que combina a la perfección con su tono de cabello, al que basta prestar atención para entender su estado de ánimo. Después de un periodo de depresión, recurrió a terapias de psicoanálisis, en las que su terapeuta sugirió la opción de anotar sus experiencias significativas en papel. Así comenzó la redacción de vivencias que fueron acompañadas con acuarelas para formar lo que ella titula Memorias de una completa reprimida, que en sus colaboraciones comparte con nosotros.