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Todos los días vemos con preocupación a candidatxs de todos los partidos salir en falso ante la prensa o en los mítines. Hemos escuchado ocurrencias de toda índole, propuestas que parecieran fundadas en la fantasía y no en la realidad, y hasta ofensas de las que luego deben desdecirse. Las precampañas que ayer concluyeron, han mostrado una alarmante ausencia de plataformas legislativas y de gobierno; incluso los diagnósticos y las cifras, antes omnipresentes en la verborrea de lxs candidatxs, brillan por su ausencia en este proceso electoral.

 

Parece que ante el conocido desinterés de lxs ciudadanxs por la política, lxs candidatxs apuestan a venderse ahora como meros productos de esos que se compran en el supermercado, y por eso en esta campaña les escuchamos insultos, intentos de hacerse lxs graciosos, y hasta les hemos visto tocar el ukelele, la guitarra o la batería. Las ideas brillan por su ausencia.

 

Otras veces les vimos irascibles responder a las preguntas de la prensa, siempre mordaz e incisiva. Es verdad que necesitamos un periodismo crítico, serio, no chayoteable, pero también lo es el hecho de que un candidato o candidata por el solo hecho de serlo se obliga a contestar a la prensa con mediana decencia y claridad, y debiera estar preparadx para sortear las provocaciones periodísticas, que son el pan de cada día en las campañas. Para nadie es secreto que la prensa está obligada a preguntar y del entrevistado depende qué y cómo contestar. Pregúntame lo que quieras, que yo veré qué te respondo, decía con sorna el Presidente Ruiz Cortines. En el respeto al libre ejercicio del periodismo se funda la libre expresión tan cara a las sociedades democráticas.

 

A estas alturas de las campañas, regañar a la prensa o responder con intolerancia a sus cuestionamientos es un signo que debe prender la alarma al interior de los equipos de las campañas, pues implica que su candidatx no está preparadx para las tormentas electorales. No olviden que aún falta la campaña constitucional, en donde serán blanco de toda suerte de acusaciones y provocaciones.

 

Así las cosas, urge que las y los candidatos se asesoren mejor, que depongan su vanidad sabelotodo y escuchen a sus asesores de medios, que tengan expertxs en comunicación y discurso, y si no tienen, aún están a tiempo de conseguirlxs. No hacerlo y seguir declarando sin ton ni son, o subiéndose a los templetes a decir lo primero que se les ocurre, o lo que creen que queda bien, con una pésima forma de comunicar, es darse un balazo en el pie y ofender a sus potenciales electores, que cansados de la vana palabrería de siempre, esperan propuestas de parte de alguien que sí los represente, con preparación e inteligencia, más allá de lo mismo de siempre.

 

Atentamente,

 

La redacción

 

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Tempo

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