Galo Le Madec Beverido
@galolemadec
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Las próximas elecciones europeas deberían normalmente celebrarse a finales del mayo de 2019. Es importante recalcar para quienes no estén familiarizados con el tema que estas no se efectuarán en la misma fecha en todos los países de la Unión Europea (UE). Así, en las últimas elecciones europeas de 2014, la fecha en Francia fue fijada el 25 de mayo mientras que en Reino Unido se llevó a cabo tres días antes, el 22 de mayo.
Las elecciones Europeas de 2019 serán las primeras elecciones nacionales desde las legislativas de 2017, mismas que sucedieron la elección presidencial francesa. Precederán las elecciones municipales de 2020. Salvo algún imprevisto (disolución del parlamento), no habrá elecciones este año. Con la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) y el crecimiento poblacional, a Francia le tocan 79 asientos en el Parlamento Europeo, 5 asientos más que en el ejercicio anterior.
Estas elecciones tendrán varias peculiaridades respecto de las anteriores, algunas en cuanto a su funcionamiento y otras más “políticas”. En primer término con la reforma sobre el modo de escrutinio presentada por Emmanuel Macron y votada por la Asamblea Nacional el 20 de febrero, los franceses ya no votarán por sus eurodiputados en grandes circunscripciones regionales, ahora lo harán a través de una circunscripción nacional única (como había sido el caso desde la primera elección europea en 1979 y hasta las elecciones de 1999), esto según algunos expertos perjudica a algunos grandes partidos tradicionales, en particular a Les Republicains (LR –derecha-), también se modificaron los tiempos en radio y televisión, este último punto lo abordaremos en otro espacio es uno de los más polémicos de la reforma en cuestión.
Respecto de lo segundo podemos empezar diciendo que estas elecciones serán la primera prueba electoral para el presidente Macron, desde su victoria en las elecciones legislativas (y su fracaso en las senatoriales), las elecciones europeas serán por lo tanto para él una verdadera prueba de fuego para saber qué tan exitoso ha sido su mandato y que tan vigente sigue su proyecto político de renovación del espacio político francés, cabe agregar que el presidente francés ha apostado buena parte de su capital político en encarnar el nuevo liderazgo (leadership) francés en la escena europea, por lo que podemos preguntarnos si, ¿Emmanuel Macron será aclamado como el gran triunfador de la contienda electoral europea a finales de mayo o al contrario caerá de su pedestal?
Más allá del simbolismo europeo, una clara victoria de La République en Marche (LREM) en estas elecciones permitirían darle vigor a la idea de que la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2017 fueron una verdadera revolución y permitieron una profunda reorganización de la vida política francesa, el “nuevo mundo” como algunos marcheurs (caminantes -militantes macronistas-) y periodistas afines al presidente suelen decir. Una derrota, sin importar si se tratara del segundo lugar, al contrario sería muy mala señal, en particular para los otros países europeos.
Lo complejo de estas elecciones será como siempre tratar de hablar de Europa, de lo que es, de lo que puede ser, de los cambios que requiere y de lo que se quiere conservar, en fin tratar de europeizar las discusiones/debates será esencial si se quiere hacer frente a los discursos populistas, xenófobos y antieuropeos. Más allá de lo anteriormente expuesto, la politización de los debates sobre Europa no puede hacerse solamente desde la óptica de la ideología de izquierda o de derecha. Existen “pro-europeos” tanto de izquierda como de derecha y electores que critican el giro liberal (desde el punto de vista económico) que ha tomado la UE, mientras que al contrario para otros el gran problema es la cuestión migratoria. Por lo que dependiendo del contexto el debate puede ser favorable a una mayor integración de los estados miembros de la Unión Europea mientras que al contrario otros tópicos evidencian el deseo de los electores y/o partidos de retomar ciertas competencias europeas, es decir de nacionalizar las competencias, o cuando menos de tener “mayor incidencia” en estas.
Si bien la campaña electoral no comenzará oficialmente hasta dentro de unos meses, los analistas políticos y las casas encuestadoras (institutos de opinión) llevan algunos días hablando del tema, midiendo la intención de voto, descifrando los mensajes de los distintos actores políticos e interrogándose sobre lo que podría estar gestándose desde ahora. Es importante mencionar que desde la primera vuelta podría haber acercamientos y acuerdos partidistas para presentar listas únicas de candidatos al parlamento europeo, ignoramos todavía que personalidades encabezarán estas listas y quienes las integrarán.
Uno de los sondeos más recientes realizado este mes indica que de ser hoy las elecciones LREM obtendría 27% de los votos, por delante del FN (Front National) con 17%, LR 15%, LFI (La France Insoumise) 14%, el Partido Socialista (PS) 7%, Debout la France 6%, EELV (Europe Écologie – les Verts) 3%, etc. Para las fuerzas políticas de oposición estas elecciones son importantísimas. Para el FN (próximamente Rassemblement national | RN) y su dirigenta, para Jean-Luc Mélenchon y LFI, estas elecciones son la posibilidad de ganarle la contienda a Emmanuel Macron, puesto que estos juegan “a domicilio” sobre la cuestión europea y no pueden permitirse un mal resultado. Para Marine Le Pen, es un asunto de sobrevivencia política, recordemos que su partido había ganado la mayoría de asientos del Parlamento Europeo en 2014, lo que en ese momento había simbolizado una dinámica presidencial en vista de las elecciones de 2017. Para Mélenchon líder de la extrema-izquierda, lo que está en juego es reforzar el estatus de líder de la oposición.
Estas elecciones significan para todos los contendientes la posibilidad de crecer, mantenerse o no desbancarse antes de las elecciones de 2020, para el PS y LR lo que está en juego es precisamente no desaparecer en el escenario político francés, para los socialistas una derrota seria particularmente dolorosa cuando sus militantes, cuadros y funcionarios han emigrado a otros institutos políticos, particularmente al partido presidencial, y sus últimas victorias remontan a un pasado cada vez más lejano.
Pero y a todo esto, ¿quiénes pueden votar en Francia para las elecciones europeas? Todos los ciudadanos europeos pueden votar en las elecciones europeas, los requisitos son: tener 18 años cumplidos el día de la elección, residir en el territorio francés, ser ciudadano de un Estado miembro de la UE y no estar privado por ley de sus derechos civiles y políticos. Por lo que los extranjeros (ciudadanos europeos) pueden votar en Francia, a condición claro está de estar formalmente inscrito en las listas electorales.
En la próxima columna hablaremos de las alianzas que pretenden hacer los partidos políticos franceses con otros partidos europeos y de la posibilidad de encabezar o al contrario fundar nuevos grupos en el Parlamento Europeo.