Editorial
@tempomxcom
El día de ayer el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer que en su gobierno desaparecerán los delegados federales de los Estados. Las delegaciones federales han sido históricamente las representaciones de las Secretarías de Estado en las entidades federativas. Sagarpa tiene 33 delegaciones, Relaciones Exteriores 44, Educación Pública 31, Sedesol 32 y Semarnat 31, por citar algunas.
La medida es en principio plausible porque se trata de reducir la burocracia y abatir el dispendio de recursos, además de que una práctica cotidiana ha sido utilizar a las delegaciones más como operadores políticos a través de los programas que manejan, que como verdaderos gestores entre el Estado y la Federación.
Anuncia también don Andrés que en su gobierno dichas delegaciones serán sustituidas por una sola persona que actuará como Coordinador Estatal ante el Gobierno Federal, de cercanía y compromiso con el proyecto de López Obrador, según lo declaró su Secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval. Dicho coordinador o coordinadora estaría concentrando las funciones y los programas de todas las secretarías, algo así como un Superdelegado.
El primer nombre que ha sido deslizado es el de Delfina Gómez para el Estado de México. Si se toma en cuenta que la maestra Delfina –ex candidata de López Obrador al gobierno del Edomex– es ya senadora electa por ese Estado, y que estaría dispuesta a dejar un escaño en la Cámara Alta para irse a una delegación federal, la medida reviste una importancia superior, pues deja entrever la idea de que el próximo Presidente gobernará los Estados a través de procónsules, como se estilaba en la antigua Roma. Es posible incluso, dado el alto perfil de los coordinadores, según se ha anunciado, que AMLO esté desde ahora perfilando en esa superdelegación a sus candidatos a gobernadores de los Estados. Es decir, se trata de un proyecto de largo alcance.
La idea no es fantasiosa en absoluto. Basta recordar que previo a las elecciones estatales, López Obrador nombró desde Morena a Defensores de la Soberanía Nacional a quienes ya en tiempos electorales se convirtieron en sus candidatos a gobernadores. Así pues, los gobernadores en funciones tendrán en la práctica el contrapeso de los procónsules, encargados de la aplicación de las políticas públicas del gobierno federal y de la ejecución de la línea que piense enviar a los Estados el Presidente.
¿Serán los procónsules de don Andrés, superdelegados de derecho o vicegobernadores de hecho en los Estados? ¿Estamos presenciando ya la necesaria reducción de la burocracia y el inicio de la cuarta transformación de México o lo que vemos es la puesta en marcha de un andamiaje electoral para un proyecto que piensa sentar sus reales por mucho tiempo? ¿Usted qué opina?