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 Editorial

@tempomxcom

 

Tras la salida de Fidel Castro, había muchas dudas alrededor de Raúl Castro. ¿Tendría los tamaños para asumir los destinos de la isla? ¿Seguiría fielmente el dechado de la Revolución? A propios y extraños sorprendieron sus medidas, orientadas gradualmente hacia la apertura económica. Raúl recibió a Obama en La Habana en un acercamiento que pretendía poner fin al bloqueo económico que asfixia a la isla y atenta contra los derechos económicos, sociales y culturales de los cubanos.

La lucha de la comunidad LGBTTTI, que afrontó serias violaciones a sus derechos humanos, encontró un eco en Mariela Castro, hija del mandatario. Fue Raúl, hechas las sumas y las restas, un presidente progresista. Las reformas a la Constitución desde 1976 son el resultado de las políticas por él impulsadas: la existencia de la propiedad privada, la presencia del sector privado mediante las actividades por cuenta propia y el reconocimiento de los derechos LGBTTTI.

La llegada del Presidente Díaz Canel nuevamente supuso más de una ceja arqueada. Se trataba de un hombre nacido después de la revolución. ¿Lo dejaría gobernar la vieja guardia? ¿Intentaría cambios disruptivos al sistema revolucionario? Hoy Díaz Canel le muestra a la comunidad internacional que Cuba está dispuesta a insertarse en el concierto de las naciones. Para ello anuncia reformas constitucionales que deberán ser aprobadas en un referéndum por la ciudadanía, después de votarla la Asamblea Nacional del Poder Popular. Allí Preside un hombrón de la vieja guardia castrista: Juan Esteban Lazo. Lazo es un progresista que se conduce siempre con mucha discreción y reserva.

Parece claro que la revolución ha decidido avanzar. Apenas hace unas semanas decidió sustraerse al mote “comunista” que tan funestos males acarreó a los cubanos tras la Guerra Fría y el período especial. Seguirá siendo “socialista” como lo son aún muchos partidos en el mundo, pero asume tácitamente con ello al comunismo como un tema superado, aunque este siga siendo el adjetivo del partido en el gobierno. ¿Se encamina Cuba hacia una tersa transición en su historia, de mayor apertura política, económica y social? Es probable que la isla siga dando al mundo entero lecciones de política y de dignidad en tiempos de adversidad. En esos tiempos en que San Agustín recomendó, nunca hacer cambios.

Tempo

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