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Por Golondrina Viajera

@nuezgolondrina

 

Mis queridos millenials, sé que la deben estar pasando mal. Nuestra sociedad bien pensante, que es bastante ojetita, insiste en que son tontitos, flojos, sin metas en la vida. Bueno, en realidad ya sé que no la están pasando mal, de hecho les vale Vergara el Guadalajara. Aún así, hoy quiero hablar de lo que están viviendo, o estamos viviendo todos gracias a ustedes.

 

No es un tema de un segmento específico de personas sino de época. Mi abuelo decía que lo malo no eran las personas sino el tiempo en que estábamos viviendo. Anyway. Hace un año fui a un curso para negocios porque quería poner un restaurante. La conferencista dijo que el desafío ya ni siquiera son ustedes, sino pensar en menús para centennials, que ocupan para comer solo una mano porque la otra mano está ocupada en el celular mientras comen. Las porciones, dijo la sabihonda, debían ser pequeñas y prácticamente listas en bocados para digerir. Les soy honesta: me escandalicé. ¿Qué clase de personas somos si no queremos ocupar ya ni las dos manos para comer? Pensé entonces.

 

Pero ese nuevo mundo está ahí a la vista de todos. Kylie Jenner genera millones y millones de dólares al año como influencer, lo que quiere decir que lo hace mientras se toma fotos para Instagram. Lo que quiere decir que genera millones y millones de dólares más que yo cada año. A mi me va muy bien en Instagram. Y con muy bien quiero decir que mientras en Facebook tengo cuatro likes, en Instagram tengo 50.

 

Pero la cosa no para ahí. A mi sobrina de 8 años le encanta ver vídeos de su tía. Hace poco mientras veíamos un vídeo muy bien producido me dijo: está muy bonito tía, pero por qué solo tiene 100 me gusta. ¿No hay comentarios?

 

Les juro que intento estar a la vanguardia de las redes sociales, pero hasta hace muy poco no entendía para qué servían las historias de Instagram. Me lo habían explicado en términos de comunnity managers pero apenas lo comprendí hace unos días que me tocó comer sola en la barra de un restaurante. Resulta que si le picas en las historias, las historias de tus amistades se reproducen automáticamente una tras otra hasta el infinito, y mientras tanto ¡puedes comer con las dos manos sin sentirte sola! ¡O sea que la tipa que me dio el curso de negocios es una genio!

 

Esa tarde comprendí que no podemos sustraernos ya a la cultura del mínimo esfuerzo. Que ustedes, queridos millenials, son pioneros que están cambiando la comunicación y que los de unas generaciones arribita tenemos la fortuna de ser testigos de una transformación radical del mundo. No es que sean flojos, es que su tiempo les ha hecho ver que no necesitan más que el mínimo esfuerzo para ser mejores. Ojalá que ese mínimo esfuerzo empiece a dar máximos resultados. ¡Nos leemos prontito de nuevo!

Golondrina Viajera

Mexicana. Foodie. Bon vivant. Always on the road…