Reingeniería legal e institucional con perspectiva de género
En lo que va de la LXIV Legislatura, en más de una ocasión, el Senado de la República ha dado muestra de ser un órgano del Poder Legislativo en el que la pluralidad, el debate, la confrontación de ideas y el ejercicio de Parlamento Abierto son la base de los acuerdos que se construyen día a día en la Cámara Alta.
Es natural y deseable que existan divergencias entre las fracciones parlamentarias durante la discusión de los temas nacionales de profundo calado. Pero también es muy positivo observar que, en asuntos como la seguridad pública y la educación del país, los grandes consensos se alcanzan con unidad e incluso, con cierto entusiasmo que da pauta a ser optimistas sobre las bondades inherentes a las reformas, modificaciones y adiciones.
Como ocurrió con la Guardia Nacional y con la nueva reforma Educativa, el 14 de mayo de 2019 el Senado de la República volvió a tener un día histórico, ahora con dos temas fundamentales que no habían prosperado en otras Legislaturas: la reforma constitucional en materia de Paridad de Género y la reforma en materia de trabajadoras del Hogar. Ambas fueron aprobadas por unanimidad: la primera con 120 votos a favor pasó a la colegisladora y la segunda con 117 fue remitida al Ejecutivo Federal.
A este momento de júbilo y orgullo le precede una lucha social de décadas. Ambas reformas son producto del esfuerzo de hombres y mujeres que en distintos espacios levantaron la voz en contra de las marcadas e injustificadas asimetrías por razón de género que han inhibido el óptimo e integral desarrollo nacional. Se tuvieron que derrumbar estigmas, prejuicios y estereotipos arraigados, pero finalmente el Senado ha fortalecido nuestro entramado legal e institucional en favor de las mujeres. Actualmente hay un Congreso paritario y el Gabinete Presidencial también lo es, pero falta camino por recorrer, aunque no debemos desdeñar lo alcanzado con la reforma de 2014.
Para poner en relieve la magnitud de los temas, basta ver algunos de sus beneficios. En el caso de la reforma en materia de Paridad de Género destacan los siguientes puntos: se garantiza la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en el ejercicio del Poder público y en la integración de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial (en todos los niveles); y esa misma paridad se prevé en los órganos autónomos, en los partidos políticos y en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena.
Las bondades de la reforma en materia de Trabajadoras del Hogar no son menores. Se establece que el trabajo doméstico contará con los mismos derechos que se reconocen en otros sectores; garantiza derechos mínimos como vacaciones, prima vacacional, pago de días de descanso, seguridad social y recibir un aguinaldo; prohíbe la contratación de personas menores de 15 años y en los casos de adolescentes mayores de 15 años, el patrón deberá fijar jornadas que no excedan las seis horas diarias y 36 horas semanales.