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Por la defensa de la dignidad de México

 

El martes 08 de noviembre de 2016 Estados Unidos tuvo elecciones presidenciales, en dicha jornada electoral Donald Trump resultó electo como el presidente 45 del país vecino. Durante el largo y complejo proceso de selección, el mandatario estadounidense rompió todos los pronósticos y sondeos de especialistas; además, revirtió las estrategias demócratas, los escenarios de los mercados financieros y las posturas de cancillerías occidentales.

 

Ese escenario que parecía impensable llegó. En el camino también terminó con mitos y anhelos colectivos. En el primer caso, está el supuesto poderío del voto latino, “gigante dormido” que siguió dormido porque no pudo evitar la llegada del empresario a la Casa Blanca; y en el segundo caso, la expectativa de ver a la primera mujer en la presidencia del país vecino.

 

El presidente tuitero, comenzó como un candidato tuitero que, desde la red social, sembró un discurso político de odio, xenófobo y antisistema que tuvo a la confrontación, el insulto y la descalificación como sellos distintivos. Basta recordar los constantes ataques y amenazas contra México y nuestros connacionales que residen en Estados Unidos. Los resultados los conocemos todos, esa división, polarización y discriminación lo llevaron a la victoria electoral.

 

El nuevo gobierno mexicano, cuando era oposición, exigía a su antecesor ser más enérgico ante los constantes embates del mandatario, además, en campaña el presidente López Obrador se comprometió a responder una a una a las agresiones, lo cual ha sido cumplido con parcialidad y en ocasiones con pasividad. Ahora que Trump inició el camino hacia su reelección el próximo año, las amenazas y el clima álgido no solo se mantienen, sino que han aumentado.

 

Desde que comenzó la actual administración federal en México, el presidente de Estados Unidos ha sido enfático en conservar su intención de construir el muro en la frontera entre ambos países y en querer responsabilizar a nuestro país del flujo migratorio que proviene de Centroamérica para llegar al país del norte. En ese ánimo, en abril del año en curso, el presidente Trump anunció que si el gobierno mexicano no detiene a los migrantes impondrá aranceles a todas las importaciones provenientes de México a partir del próximo 10 de junio.

 

Al lanzar la amenaza, Trump agregó: “México es desafortunadamente una gran fuente de drogas. China entrega fentanilo a México para que llegue a Estados Unidos”. En contraste, el gobierno mexicano ha reiterado su intención de mantener una relación de amistad y respeto con EU.

 

Bajo esa premisa, han sido varios los esfuerzos por construir acuerdos, sin lograr los resultados deseados. Uno de los más importantes ocurrió el 05 de junio, cuando el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dirigieron las negociaciones sobre la amenaza del mandatario norteamericano. Como todos sabemos, no se llegó a los consensos esperados.

 

En medio de la incertidumbre existente entre la población mexicana, el jueves 06 de junio, en la Conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que se mantienen las pláticas en Washington para llegar a un acuerdo y que no se apliquen las medidas que se han definido de manera unilateral. “Se está dialogando”, puntualizó.

 

Reiteró: “Nosotros queremos tener una relación, lo reitero, de amistad con el pueblo y con el gobierno de Estados Unidos. Esa es nuestra postura”. Con esa intención, convocó al pueblo de México, a todos los sectores de todas las clases sociales, de todas las culturas, para un acto de unidad en defensa de la dignidad de México y en favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos.

 

Mencionó que a reserva de que sean resueltos los detalles del encuentro, éste será el sábado 08 de junio a las 17:00 horas, en Tijuana, Baja California. Donde dijo, también están invitados los gobernadores de todos los estados del país; los legisladores federales, locales, de todas las expresiones; los ministros de la Suprema Corte de Justicia y a los integrantes del Poder Judicial; dirigentes, obreros, dirigentes campesinos, a dirigentes de organizaciones sociales; líderes religiosos; y dirigentes empresariales.

 

Sobre el encuentro sintetizó: “Es un acto de unidad para defender la dignidad de México y en favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos”. Ante ello, por supuesto que prevalece la unidad nacional, independientemente de las ideologías o afinidades políticas, todos coincidimos en una meta: que a México le vaya bien.

 

El próximo sábado, podría marcar un parteaguas en la legitimidad del presidente más popular de la historia de nuestro país. ¿Se impondrá el respaldo hacia el titular del Ejecutivo Federal?, o ¿comenzará un desencanto por la falta de dureza en las acciones emprendidas por el gobierno de México?

Tempo

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