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El fútbol soccer y sus efectos en la sociedad

 

Por Salvador López Santiago

@sls1103

 

“El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”.

-Jorge Valdano.

 

Como millones de niños en México y el mundo, en alguna etapa de mi vida tuve el sueño de ser futbolista. Ya saben, jugar en estadios repletos de gente, salir en la televisión, competir en campeonatos internacionales y todas esas ilusiones que rayan en el cliché.

 

Evidentemente, todo eso quedó en simples fantasías. Pero lo que no se ha desvanecido, es la afición hacia un deporte fantástico del que todas y todos podemos disfrutar. Mi simpatía por el fútbol no se limita al deporte en sí mismo, va más allá de lo que ocurre en 90 minutos en un campo de juego los fines de semana.

 

Algunas personas relacionan al fútbol soccer con malos hábitos como alcoholismo, drogadicción y ociosidad, pero eso no es el fútbol. Esas conductas son realizadas por unos cuantos que se escudan en un deporte noble, cuya esencia nada tiene que ver con ese comportamiento antisocial.

 

El fútbol soccer, es como la vida misma. Si no hay disciplina y claridad en lo que se quiere, difícilmente se conseguirán los objetivos anhelados y, por el contrario, cuando se tiene decisión y constancia, todo puede ocurrir.

 

Aunque el fútbol soccer tiene diversas bondades, me aventuro a decir que la más significativa es que no excluye a nadie. Así como se práctica en los complejos deportivos más fifís, también se puede jugar en el terreno más remoto y humilde. Es más, ni siquiera hay que ser hábil para practicarlo y divertirnos. No exige un equipamiento lujoso al que solo algunas personas podrían acceder. Es suficiente un balón que se puede conseguir con unos cuantos pesos.

 

Juan Villoro tiene razón al decir que el fútbol soccer es el deporte que ofrece una mayor democracia física. Nadie puede jugar básquet y ser muy bajito; nadie puede jugar fútbol americano y ser escuálido. Parafraseando al escritor mexicano, podemos afirmar que el fútbol soccer es universal. A diferencia de otras disciplinas deportivas, no tiene prerrogativas marcadas.

 

La magia del fútbol soccer radica en inventar picardías que se ajustan a casi cualquier cuerpo, y eso es fantástico. Puedes ser lento y ser un genio, o ser muy alto, o muy bajo. Esa democracia física es sin igual. Esa misma democracia se aprecia en las grandes hazañas, las gestas memorables, los triunfos que parecen imposibles. Cuando eso pasa, lo que sigue es la inspiración de buscar con prudencia e inteligencia nuestras metas.

 

Es en ese momento, cuando el asombro por la excelencia deportiva se convierte en la aspiración de convertir el ejemplo de nuestros ídolos en una forma de conducirnos en los diferentes ámbitos de nuestra vida, con principios, empatía, disciplina y cierta irreverencia.

 

Cuando presenciamos lo impensable, lo poco probable… verdaderas historias de David contra Goliat, entonces nos motivamos a ser mejores personas. ¿Quién no se emocionó con la selección sub-17 de México que ganó la primera copa del mundo de la categoría en Perú 2005? ¿Quién no se emocionó cuando la selección nacional sub-23 ganó la medalla de oro olímpica en fútbol en Londres 2012?

 

Incluso sin conseguir los objetivos trazados, ¿quién no se entusiasma con la selección nacional cada cuatro años?, seguimos esperando ese famoso quinto partido. En el fútbol mundial hay infinidad de hazañas individuales y colectivas. Sobre este último tipo de proezas, bien vale la pena recordar algunas de las más emblemáticas.

 

En 1950, la selección de Uruguay protagonizó el famoso y casi mítico Maracanazo, al vencer 2 a 1 al local y amplio favorito Brasil. Los mismos uruguayos, campeones del Mundo en 1930 y en 1950, después de 60 años regresaron al primer plano con una participación memorable en Sudáfrica 2010 y contra todo pronóstico, obtuvieron el cuarto lugar.

 

El 4 de julio de 2004, la selección de Grecia rompió todas las quinielas y apuestas, al imponerse al local Portugal en la final de la Eurocopa. Con un gol solitario, los griegos derrotaron a una selección portuguesa que tenía a Luis Figo, Deco y al joven Cristiano Ronaldo como sus principales figuras. La hazaña fue de tal dimensión que el equipo Campeón fue recibido como si hubieran ganado la Guerra de Troya.

 

La época dorada de España inició el 29 de junio de 2008, cuando su goleador histórico, Fernando Torres, anotó el gol con el que derrotaron a la, casi invencible, selección alemana. La primera Eurocopa que habían ganado fue en 1964, es decir, tuvieron que pasar 44 años para el segundo título continental, pero valió la pena. Dos años después lograron su primera Copa del Mundo en Sudáfrica 2010 al vencer a Holanda y aunque su participación en Brasil 2014 fue gris, hoy por hoy, la selección española es un referente en el balompié mundial.

 

El 18 de mayo de 2014, el Atlético de Madrid ganó la edición número 83 de la Primera División de España. La Liga se definió hasta la última jornada y la diferencia fueron 3 puntos. Mientras el Barcelona y el Real Madrid tuvieron 87 unidades, el Atlético obtuvo 90. En particular, esta historia es muy representativa porque tuvieron que pasar 18 años para que el Atlético volviera a ganar una Liga y lo hizo en una época donde el Barza y el Madrid son claros dominantes.

 

Con un presupuesto muy inferior al de los dos gigantes, el Atlético ha competido en España y en Europa. Entre 2014 y 2019, ha disputado dos finales de la Liga de Campeones, ha ganado una Liga Europa de la UEFA y una Supercopa de Europa. Y cada año compite dignamente contra dos de las nóminas más altas del planeta. El Atlético de Madrid es un gran ejemplo de lo que es el fútbol. Insisto, un modelo de vida e inspiración social.

 

Pero sin duda, la historia de en sueño más sorprendente en la época contemporánea es la del Leicester City, Campeón de la Liga Premier de Inglaterra en la temporada 2015-2016. Después de 132 años de su fundación, el modesto equipo, entonces dirigido por el italiano Claudio Ranieri ganó la Liga Premier por primera vez en su historia.

La historia en verdad es inspiradora. Para poner el acontecimiento en relieve, basta decir que ese equipo tuvo una inversión de 55 millones de Euros, cifra que parece alta, pero que es risible y casi ridícula al ser compara con el dinero que gastan los equipos más poderosos. En la temporada 2018-2019, el Manchester City dirigido por Guardiola ganó la Liga Premier. La diferencia es que su nómina está cotizada en casi 900 millones de Euros.

 

Todas estas historias tienen algo en común y es que en el fútbol como en la vida, nada está escrito. Se pueden tener las condiciones más favorables e igual fallar; y al revés, se puede tener todo en contra y al final salir avante. Además, siempre hay revanchas, a veces son inmediatas y en otras ocasiones hay que ser pacientes, pero llegan. Ninguna victoria es permanente, pero tampoco lo son las derrotas, el punto es tener el valor de volver iniciar de cero cuando se tenga que hacer.

 

El mensaje más importante de estas historias es que siempre vale la pena dar un esfuerzo adicional, intentar una vez más y buscar superarse a uno mismo todos los días. El fútbol soccer en su esencia más pura, es el esfuerzo, la disciplina, la constancia y la capacidad dirigidas hacia un solo fin: forjar el carácter de la persona y la importancia del trabajo en equipo con espíritu de competencia leal.

 

Su grandeza es tal que, incluso siendo rehén de los grandes negocios financieros e intereses empresariales, este deporte no pierde su naturaleza. Al final del día, son 11 contra 11 y todo puede ocurrir. Igual que en la política y en la vida misma, en palabras de Diego Pablo Simeone: “Si se cree y se trabaja, se puede”.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.