Editorial
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El 3 de diciembre de 2019, en el Senado de la República se llevó a cabo la comparecencia del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a quien se le percibió seguro y fuerte dentro del gobierno de la cuarta transformación. Naturalmente, el Canciller recibió el respaldo de la fracción mayoritaria en la Cámara Alta, con algunas excepciones muy puntuales, como el Senador Héctor Vasconcelos -presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores-, quien cuestionó la ausencia del presidente de la República en el exterior como representante del Estado mexicano.
Los temas planteados fueron, casi en su totalidad, una replica de los expuestos en el marco de la Glosa el pasado 24 de septiembre. Cuestionaron la presencia de la Guardia Nacional en la frontera sur del país, la política social dirigida hacia migrantes de Centroamérica, la amplia cartera de asuntos que le son encomendadas al Canciller, entre otros. Además, hubo cuestionamientos por el asilo que el gobierno mexicano le ha otorgado a Evo Morales y el supuesto sometimiento ante Estados Unidos.
En un balance general, el Canciller no solo salió bien librado del diálogo entre poderes celebrado en el Senado, sino que, de la lectura podríamos decir que se confirmó la relevancia que tiene Marcelo Ebrard en el actual gobierno -que recientemente cumplió un año-. Aunque todavía queda un largo camino para llegar al 2024, ahora mismo no es exagerado ni errado colocar al titular de la política exterior como el candidato del partido en el gobierno.
Con la comodidad que da el respaldo del grupo parlamentario mayoritario y sus aliados, el Secretario de Relaciones Exteriores fue contundente en cada una de sus expresiones. Entre los temas abordó destacó la aseveración de que la actual administración no está de acuerdo con la clasificación que pretende hacer el gobierno norteamericano respecto a las organizaciones criminales para clasificarlas como terroristas, pues ello pondría en una situación vulnerable a nuestra nación, precisó.
Enfatizó que todos los acuerdos que se pretendan establecer con el país vecino del norte serán del conocimiento del pleno del Senado y no se dará -luz verde- a estos acuerdos hasta no contar con la autorización respectiva de la Cámara de Senadores. También mencionó que la postura del gobierno mexicano hacia los acontecimientos político-sociales en diversos países de Sudamérica es la no intervención; refirió que en apego a la tradición de asilo de México se recibió al presidente Evo Morales y que se brinda el apoyo para lograr la resolución pacífica de esta situación en beneficio de la población boliviana.
En diferentes momentos señaló que el respeto a los derechos humanos es prioritario para el gobierno mexicano y que es falso que la Guardia Nacional los violente. Asimismo, agradeció el trabajo del cuerpo diplomático y de los abogados que continuamente apoyan a los mexicanos en Estados Unidos.
En el tema de las relaciones comerciales con países asiáticos, dijo que son una prioridad en la agenda internacional, destaca los acercamientos con China, India e Indonesia. Refirió que el trabajo con la Unión Europea es destacable pues pese al entorno y coyuntura se han logrado grandes avances en la concreción de acuerdos de intercambio comercial, de seguridad y cultural con esta región.
Al responder las preguntas que le fueron formuladas, manifestó que la mejor política interior es la mejor política exterior, es en el sentido de la jerarquía política y peso ético de quien gobierna y en consecuencia se tiene una congruencia en el interior y hacia el exterior. Reiteró la postura de no aceptar ser Tercer País Seguro.
Expuso que la política exterior de México es una acción conjunta entre el Senado y el Poder Ejecutivo vía la Cancillería, y niega ejercer un cargo de vicepresidente, dado que en la Constitución esa figura no existe. Se pronunció por la coincidencia en el trabajo entre Senado y la Cancillería para llevar a buen término la política exterior, que asegura aún es temprano para presentar todos los alcances de esta.