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Por Salvador López Santiago

@sls1103

En otra oportunidad expuse mi postura respecto al quehacer de la ciencia política en México, siguiendo con esa lógica, ahora comparto un planteamiento acerca de su papel ante los retos democráticos globales -toda vez que no podemos abstraernos de lo que acontece en la región, el continente y el mundo-. En este orden de ideas, queda de manifiesto que no podemos ser omisos ante las movilizaciones sociales y cambios vertiginosos que se registran en América Latina, destacando las crisis que se viven en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia; como tampoco se pueden ignorar o desdeñar temas como el Brexit, el calentamiento global y otros asuntos de igual relevancia en el contexto internacional.

 

Entre los efectos de los cambios radicales en el mundo, es la llegada de gobiernos incapaces de cumplir las promesas que los llevaron al poder y en algunos casos, además se han perpetuado en el poder o al menos lo han intentado, pareciera que se advierte una quiebra de las democracias -en el caso latinoamericano-. Aquí, es pertinente recordar que esencialmente la vida política, la lucha por el poder; es el fenómeno en sí mismo (Marcel Prélot) y que la ciencia política es la disciplina que aspira a recopilar, mediante métodos formales de investigación, datos sobre los hechos políticos, y a teorizar sobre ellos.

 

A partir de esta definición de ciencia política y en atención al panorama actual en la vida pública en nuestro país, estimo que el futuro de la ciencia política en México debe ir dirigido a su fortalecimiento y mayor especialización, si es que se desea enfrentar con éxito los retos globales que se tienen en diferentes materias, que van desde gobernabilidad y democracia hasta grandes acuerdos comerciales e intercambio de bienes y servicios.

 

La sociedad del conocimiento y la convencionalidad tutelada en el orden jurídico nacional, hacen necesario que la ciencia política tome mayor relevancia en el sistema político nacional y en el régimen democrático mexicano. De no hacerlo, se corre el riesgo de retroceder los avances que se han construido a lo largo de décadas para pasar de un régimen hegemónico a uno pluripartidista. Además, la democracia debe ser utilizada para proteger a los ciudadanos y no para menoscabar al Estado.

 

En el caso del gobierno de México -que el 1º de diciembre cumplió su primer año-, el desafío es que programas como Jóvenes Construyendo el Futuro, Apoyos a Adultos Mayores, o Sembrando Vida, en primer lugar, sí ayuden a quienes los necesitan; y en un segundo momento, que no terminen siendo clientelismos electorales que contribuyan a que el partido que actualmente está en el poder, se perpetué y regresé a algo similar a aquello que tanto combatió.

 

Parece simple, pero detrás de esta postura, hay décadas de esfuerzos para construir la pluralidad, la alternancia y los contrapesos; así como la creación de instituciones como el INE, CNDH y demás órganos autónomos que en el primer año de gobierno han tenido nombramientos controvertidos, me refiero a un caso concreto, Rosario Piedra Ibarra que siendo militante de morena y teniendo un claro vínculo con el actual presidente de México, llega a ser el contrapeso de quien la impulso, su historia de lucha no se cuestiona pero la afinidad ideológica con el partido en el gobierno es clara e incluso, fue candidata de la coalición Juntos Haremos Historia por una diputación federal en 2018.

 

Con el estado de cosas que apreciamos en la cuarta transformación de México, la ciencia política está llamada a jugar un papel relevante en la construcción de la vida pública en México. No será sencillo, pero es una lucha de la cual no podemos desentendernos como ciudadanía, por el contrario, nos corresponde exigir cuentas a nuestros representantes -con objetividad- y estar atentos a la discusión de los grandes temas.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.