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Por Miguel Angel Angeles Hernández

@miguel_angeles_

Haciendo una analogía del título de la película galardonada en el año 2001, “La Tormenta Perfecta”, parece que las aguas por las que navega la sociedad mexicana en su conjunto, se encuentran encauzadas en un peligroso vendaval del que aún no vislumbramos la otra orilla, refiriéndome, al final de la crisis sanitaria, económica, institucional y política en la que actualmente nos encontramos.

La crisis sanitaria actual, apenas en desarrollo, y que de seguir esta tendencia,  pudiera ocasionar miles de muertes, ha sacado a la luz la debilidad y falta de recursos económicos por parte de las instituciones de salud y de seguridad social del Estado mexicano en sus 3 órdenes de gobierno. Situación que queda manifiesta cada día al escuchar, por un lado, el incremento exponencial en las cifras de casos detectados y de fallecimientos, dejando rezagada la variable de pruebas aplicadas por considerarla irrelevante o innecesaria por una parte de nuestras autoridades de salud, y por otra parte, las quejas que cada día se acumulan sobre la falta de protección básica para los trabajadores del sector salud, que incluso han obligado a las autoridades de la UNAM a retirar a sus estudiantes de medicina que prestaban sus servicios de interinato en diversas instituciones de salud a lo largo de nuestro país para evitar ponerlos en riesgo, entre otros tantos elementos.

Esta crisis sanitaria, sumada a otros factores como lo es la caída internacional en los precios del petróleo, ha sido uno de los clavos en el ataúd que han ”literalmente enterrado” la estructura económica de nuestro país, variable exógena que se ha sumado a una estrategia gubernamental errática que ha tenido como consecuencia la caída de la inversión pública y privada, así como sus consecuentes efectos como lo son un aumento en el desempleo, mayores niveles de empleo informal,  una menor recaudación fiscal, que a final de año, según modelos económicos de diversas instituciones darán como resultado una caída histórica del Producto Interno Bruto.

Otro de los elementos que queremos mencionar en estos párrafos, es la crisis institucional y política en la que estamos inmersos,  una división de poderes que no ha servido como balanza en la toma de decisiones del Gobierno Federal, sino más bien para “apuntalar y legitimar” una estrategia de concentración del poder en  la figura presidencial, recordándonos aquellas décadas del partido hegemónico que tenía pleno poder sobre el Congreso de la Unión y sobre el poder judicial. 

La situación actual no está muy lejos de ese escenario en donde no existe un contrapeso real al plenipotenciario poder ejecutivo que con sus decisiones y nombramientos impuestos por la amplia mayoría en el Congreso, ha debilitado a nuestras instituciones que tantos años nos han costado conformar a la sociedad  mexicana. Ejemplos de estas acciones hay muchos, pero no son el tema central de este artículo.

En este escenario, es momento que nosotros como individuos y como sociedad,  definamos lo que debemos hacer y la forma en que queremos mejorar como sociedad. La primera acción, condición sine qua non, para todas las demás es la de “quedarse en casa” y cooperar con las autoridades sanitarias con el objetivo de superar esta pandemia,   una vez que volvamos “a la normalidad” es necesario analizar en qué forma podemos coadyuvar para fortalecer a nuestro país.

Una opinión personal es la referente a fortalecer nuestra participación política exigiendo a nuestras autoridades y representantes  el defender a cabalidad nuestros intereses, y participar activamente en el próximo proceso electoral federal a celebrarse en el año 2021, en el que se elegirán, o reelegirán, los 500 diputados federales. Este momento es propicio para  razonar nuestro voto y para elegir a nuestros mejores representantes ante este órgano legislativo.

La participación organizada de la sociedad civil es, sin lugar a dudas,  un mecanismo de participación ciudadana que ha demostrado su relevancia, un ejemplo de esto son las manifestaciones feministas del 7 y 8 de marzo del actual, en donde el tema de la equidad de género y de la violencia en contra de las mujeres se puso en el centro de la agenda política nacional y se tomaron decisiones de política pública a favor de las mujeres de nuestro país.

Como conclusión, la situación presente se asemeja a condiciones de una tormenta perfecta en los ámbitos sanitario, económico, social y político, entre otros, sin embargo, toda tormenta tiene un final, el cual da oportunidad a que nos reinventemos como sociedad y aprovechemos las oportunidades que se nos presentan.

Nuestro país y el mundo, no volverán a ser iguales, al finalizar la presente pandemia y esto debe ser un punto de inflexión en el cual podamos cambiar el rumbo y volver a re-direccionar nuestro barco en busca de mejores aguas que nos sirvan para navegar nuevamente en la dirección correcta,  la gran historia de nuestra nación nos lo exige y nuestros hijos y familias se lo merecen.

Miguel Angel Angeles Hernández

Miguel Angel Angeles Hernández es Licenciado en Economía egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa, cuenta con una experiencia de 19 años laborando en ambas Cámaras del H. Congreso de la Unión, en donde se ha desempeñado como asesor en diversas áreas y temáticas inherentes al Poder Legislativo con especial énfasis en los temas del sector productivo nacional. Asimismo ha laborado en consultorías del sector privado en donde ha participado en diversos temas económicos.