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¡Paciencia! No tenemos otra opción

Por Pamela Robles

@_PamRo_

Los días de confinamiento se han alargado más de lo que muchos nos imaginábamos. Como siempre sucede, cuando tenemos experiencias desconocidas la impaciencia se apodera de nosotros.

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra paciencia significa “la habilidad de mantenerte tranquilo frente a la decepción, la angustia y el sufrimiento”. La decepción y la angustia generalmente están relacionadas con nuestras expectativas y, por supuesto una pandemia mundial como esta, acabó con todas las expectativas que teníamos del 2020 cuando comíamos las doce uvas en el pasado diciembre. 

Entendamos también que esta cuarentena la estamos viviendo de distintas maneras: unos trabajando en casa, otros teniendo que salir a pesar de la contingencia; con trabajo, sin trabajo; con enfermos en casa; con hijos, sin hijos; con estabilidad económica, sin ella; algunos han perdido a seres queridos, otros sus negocios; algunos deshicieron sus planes: viajes, bodas, graduaciones, cumpleaños, etc. 

Si bien hemos comenzado en algunos estados de la República a regresar a la “nueva normalidad”, en otros con el semáforo en naranja se regresó a rojo y así hemos estado cambiando de situación de un día a otro. ¿Hacer planes? Parece que ahora no es opción. Sin embargo, Nedra Glover Tawwab, trabajadora social clínica de Carolina del Norte en EUA,  recomienda que para combatir la impaciencia es más sensato establecer metas realizables.  

En efecto, ahora no podemos pensar que la vida será como antes de la pandemia, por lo menos no en poco tiempo, tampoco podemos saber si México y el mundo en general, tendrán que tomar medidas drásticas tanto para combatir la pandemia, como para reactivar la economía. Tal vez nos agobie saber qué pasará con la empresa en la que trabajamos, hasta cuándo vamos a tener trabajo, si el negocio resistirá, qué pasará con la escuela de los niños, etc. La verdad es que a ciencia cierta no sabemos exactamente qué vaya a pasar, por lo que es mejor utilizar un lema muy socorrido por los programas de Alcohólicos Anónimos, “Un día a la vez”. Suena más sensato.

Una buena forma de practicar la paciencia es poner distancia emocional a los problemas. Paciencia es tomar un respiro, dar un paso atrás y dejar que pase el tiempo. La impaciencia nos puede llevar a tomar decisiones erróneas o de las que después nos arrepintamos. El tiempo acomoda las cosas en su propia dimensión, eso no lo olvidemos nunca. 

Cuando hablamos de distancia emocional a los problemas, no es que intentemos dejar a un lado los sentimientos, al contrario es observarlos. Entender que estamos impacientes por algo, y que eso nos puede encaminar hacia la ira y la depresión, es muy importante. Porque de esta ira o depresión dependerán nuestra forma de reaccionar y, puede tener consecuencias desastrosas. 

Existen muchos estímulos exteriores que nos producen impaciencia, algunos los podemos evitar y otros no. Los que sí podemos evitar por ejemplo son: las personas que se la pasan alarmando y que tienen mala actitud, las noticias falsas en las redes sociales, nuestra propia cabeza que juega con nosotros pintando panoramas horribles que no están sucediendo.

También tenemos estímulos de los cuales no nos podemos alejar por ejemplo nuestra familia. No todos estamos acostumbrados a tener a la familia completa todo el día, encerrada y mucho menos por tanto tiempo y esto nos saca de nuestro balance emocional. Con estas personas, que forman parte de nuestro entorno y que además queremos, practiquemos la cooperación (hagamos equipo), la empatía (ellos también están pasando por algo que no quieren),  seamos equitativos (en las labores, los juegos, lo que veamos en la tv, etc.) y el perdón (entender que nada es personal, cada quien está llevando su propia pandemia).

Claro, no es sencillo trabajar la paciencia, pero en esta ocasión no tenemos otra opción si queremos sobrevivir a esta pandemia cuerdos, en paz, con nuestra familia y amigos aún queriéndonos y, sobre todo, para pronto aceptar nuestra “nueva normalidad”.

Pamela Robles

Es diseñadora gráfica y mercadóloga. Trabajó en reconocidas agencias de publicidad como directora de arte, fue gerente del periódico Imagen en el estado de Veracruz y profesora de Marketing a nivel licenciatura. Consciente de sus emociones y en continua búsqueda de la felicidad.