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Por Salvador López Santiago 

@sls1103

En diferentes ocasiones he expresado mi gusto por el fútbol soccer y también he señalado que una de las bondades de este grandioso deporte es que muchas de las situaciones apreciadas en un equipo y en una competencia –en escenarios del más alto nivel y en los lugares más remotos por igual–, se pueden aplicar a diferentes circunstancias de la vida cotidiana, desde la interacción que tenemos en el plano personal, hasta aquellas de índole profesional. 

Convencido de que la frase “así como en el fútbol, en la vida” –previa a referirnos a una conducta observada en el soccer que perfectamente puede adecuarse en otras actividades–, es más usual y acertada de lo que pudiésemos pensar, considero que vale la pena intentar ser más Makélélé, futbolista franco-congoleño al que el escritor Juan Villoro identifica como “el cartero de una novela epistolar”, entendido en los siguientes términos: “no escribe las cartas, no hace las jugadas decisivas, pero comunica a los demás, recupera balones y se los da a lo que se deben lucir”.

La trayectoria del extraordinario medio centro defensivo es ejemplar porque está alejada de la búsqueda desmedida de reflectores y de todo protagonismo, basta decir que era uno de esos jugadores que solo se notaba cuando se marchaba de sus equipos. Con bajo perfil, pero enorme efectividad, destacó en Nantes (donde debutó a los 19 años en 1992), Olympique de Marsella, Celta de Vigo, Real Madrid (donde tuvo mayor éxito), Chelsea y PSG (donde se retiró a los 38 años en 2011).

Así como en la selección francesa, en su época dorada coincidió con uno de sus más grandes aliados: Zinedine Zidane, jugador legendario al que Makélélé ha definido como uno de los “genios que cambiaron el fútbol en diferentes posiciones”. En el 2000 llegó al Real Madrid que iniciaba la época “Galáctica”, jugó 145 partidos oficiales (del 2000 al 2003), siendo fundamental para conquistar dos Ligas y la Champions de Glasgow en 2002. Para sintetizar su paso por el equipo más poderoso del mundo, es suficiente señalar que marcó dos goles y evitó cien de los rivales. Además, fue internacional en 71 ocasiones con la selección francesa, con la que disputó la final del Mundial de 2006 que perdieron contra Italia. 

Con su gran sentido de la colocación para recuperar el balón y hacer las coberturas en el momento preciso, Makélélé demostró que el éxito o fracaso de un grupo, en gran medida está en función de que cada uno de sus integrantes tenga bien presente su función y que cada uno, haga lo que le corresponde para lograr potenciar las habilidades de todos. 

Siguiendo con los términos futbolísticos, en la actualidad todos quisieran ser Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, pero en mi opinión, un futbolista con las características de Makélélé es igual de necesario y, en determinado contexto, incluso puede ser más importante. Al mismo tiempo que hace el denominado trabajo sucio –ese que nadie quiere hacer pero que es indispensable para ganar–, tiene la capacidad para realizar las jugadas más excelsas. No solo era efectivo, también era mesurado en el terreno de juego, no hacía cosas innecesarias ni se complicaba, al contrario, era vital para alcanzar un equilibrio virtuoso. En más de una ocasión fue subestimado, pero al final siempre demostró su talento en el terreno de juego. 

En conclusión, vale la pena hacernos la siguiente pregunta: ¿Y si intentamos ser más Makélélé?, es decir, enfocarnos en el bienestar colectivo y, por supuesto, en las habilidades que tenemos en lugar de aquellas que, por sus características, pudieran parecer más relevantes. En mi opinión, en todos los lugares que estemos, debemos buscar ser lo más útil posible y para ello, es esencial tener claras nuestras funciones y capacidades.  

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.