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Por Rodolfo Torres Velázquez
@rodolfo_torresvzquez

Hace 5 meses, desde estas páginas abogamos enfáticamente por que el Banco de México hiciera un pronunciamiento respecto a las monedas digitales. Finalmente, con base en reportes de El Economista, hace 4 días el gobernador de esa institución, Alejandro Díaz de León, se pronunció al respecto. Señaló que el tema es de gran interés para los integrantes de la Junta de Gobierno. Comentó que ese banco central está llevando a cabo una inmersión profunda en la esencia de este tipo de monedas y recabando las reflexiones que hay del tema a nivel internacional, a la par que elabora una valoración propia. Aunque no adelantó ninguna decisión al respecto, destacó que México tiene una posición casi inmejorable debido a que cuenta con un Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) que funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Informó que este medio de pago ha crecido aceleradamente en pagos de menos de 8 mil pesos y que, con motivo de la pandemia, se ha convertido en un medio esencial en la economía mexicana. Agregó que ese tipo de sistemas de pagos aun no es utilizado en países con economías más avanzadas. Todo ello, coloca al Banxico en una condición ventajosa para reflexionar y ser propositivo respecto del uso de las monedas digitales.

Aunque la digitalización del dinero ha estado presente en el sistema financiero por décadas, dos formas específicas de dinero digital centran, por ahora, el interés mundial: las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (Central Bank Digital Currencies: CBDC) y las criptomonedas. Si bien éstas podrían compartir algunas similitudes (por ejemplo, ambas podrían basarse en la tecnología de cadenas de bloques, Blockchain: BC), las CBDC y las criptomonedas no son iguales. Para las CBDC, el registro de operaciones es centralizado por el sistema financiero (bancos centrales y bancos privados, entre otros); en cambio, para las criptomonedas, no existe un ente centralizado a cargo del registro de las operaciones: su control es descentralizado. Por su parte, las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (CBDC) son un tipo específico de moneda digital, pues también entes privados podrían emitir monedas digitales (tal es el caso de Facebook con su proyecto Libra).

Las criptomonedas son un subproducto del BC; sin esa tecnología, como hoy las conocemos, no habrían sido factibles. La tecnología de cadena de bloques consiste en una cadena secuencial de bloques (equivalentes a libros contables) que almacenan transacciones y que, mediante procedimientos criptográficos, garantizan que sus registros no puedan ser falsificados; son inmutables. Gracias a ello el BC se han convertido en un medio ideal para el intercambio de valor digital mediante internet. Se pronostica que la tecnología de cadena de bloques se convertirá en una revolución tecnológica con impactos superiores a los del internet. Tres gigantes tecnológicos ofrecen ya plataformas para el desarrollo de proyectos de cadenas de bloques: Amazon, Google y Microsoft. Debido a sus mecanismos criptográficos, las monedas digitales basadas en cadenas de bloques pueden ser sustancialmente más seguras que las que no utilizan este método de registro.

Las monedas digitales sólo existen en forma electrónica, a diferencia de su contraparte, el efectivo, que utilizamos cotidianamente en forma de billetes y monedas. La modalidad de dinero digital no sólo es más barata, pues no exige acuñar billetes y monedas y puede prescindir de todo el sistema que le acompaña: la producción, el traslado, la custodia, la disposición en cajeros automáticos, etc., Además, el registro de transacciones con dinero digital es indefectiblemente inmediato.

En septiembre de 2019, el Banco de México implementó el CoDi para realizar transferencias electrónicas utilizando la actual infraestructura de pagos. El CoDi no tiene costo, realiza operaciones en tiempo real y es seguro. Hasta ahora el avance del CoDi es modesto: del 21 al 24 de diciembre de 2020, se reportaron únicamente 17 mil 534 operaciones. Cabe esperar que pueda crecer.

Ni las criptomonedas ni la CBDC son neutras en cuanto a sus profundas implicaciones sociales y políticas. Sin embargo, lo más probable es que deban convivir, por un periodo de transición, hacia una nueva sociedad digital. Para arribar en las mejores condiciones posibles a esa nueva sociedad es imperativo apostar por la alfabetización digital y por la creación de infraestructura de cómputo y comunicaciones. En ese contexto, la disponibilidad de Internet para todos juega, sin duda, un rol fundamental.

Rodolfo Torres Velázquez

Doctor en Ciencias de la Computación e Ingeniería de Software por la Universidad de Newcastle en Australia; Maestro en Ciencias de la Computación por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco; Ingeniero Químico Petrolero por la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas del Instituto Politécnico Nacional. Diplomados: Sistemas y Arquitecturas Avanzadas en Informática por el Laboratorio Nacional de Informática Avanzada; Análisis Político Estratégico, por el CIDE; Geografía Electoral Política y Territorio, por el Instituto de Geografía de la UNAM. Certificado en Machine Learning por la Universidad de Stanford y en Financial Markets por la Universidad de Yale.