Skip to main content

Por Pamela Robles

@_PamRo_

¿Cerré bien la puerta?, ¿Traigo las llaves?, ¿No ha sonado mi celular, tendré pila?, hace dos minutos que le escribí a mi amiga y no me ha contestado ¿estará enojada?, mi novio anda raro ¿me estará poniendo el cuerno?, me duele la garganta ¿tendré coronavirus?… Estos son algunos pensamientos obsesivos que la mayoría de nosotros hemos tenido varias veces.

Distintas revistas especializadas en psiquiatría, definen a la obsesión como: pensamientos, impulsos o imágenes que son recurrentes y que el sujeto considera intrusos y que provocan un malestar significativo. El sujeto intenta anular, ignorar o suprimir estos pensamientos mediante compulsiones, rituales o actos obsesivos. Las obsesiones más frecuentes son: temor al contagio de enfermedades; necesidad de ordenar las cosas; duda obsesiva; fantasías sexuales; impulsos agresivos (www.psiquiatria.com).

Preguntarte si tu celular trae pila o creer que tu amiga se enojó porque lleva 2 minutos sin contestarte, no quiere decir que tienes una obsesión compulsiva y que te urge consultar a un psicólogo. El problema viene cuando revisas el celular cada 5 minutos —aunque no haya sonado—, cuando ves que tienes 10% de pila y comienzas a sudar frío o le mandas 20 mensajes seguidos a tu amiga preguntándole por qué está enojada, cuando sabes que no le has hecho nada.

Según Salkovskis (1985) “El 90% de las personas reconocen tener este tipo de pensamientos”. Sin embargo, aquellos que interpretan de manera catastrófica e inadecuada, convierten estos pensamientos en obsesiones.

Si regresamos al ejemplo de creer que nuestra amiga está enojada porque no ha contestado nuestro mensaje. Si el tiempo de no respuesta se alarga y comenzamos a pensar que algo le pasó: ¿y si la asaltaron?, ¿y si la secuestraron?, ¿y si es víctima de un cartel de trata de personas y va rumbo a Europa para ser vendida?… y así conforme pasa el tiempo vamos haciendo más dramática la historia, estos sí son pensamientos obsesivos, y ¿saben a quién le hacen daño?… a nosotros mismos.

Cottraux (2004) expresa que “las obsesiones se deben a interpretaciones erróneas y catastróficas que sobrestiman la importancia de los pensamientos, de las imágenes mentales y de los impulsos antisociales, tan comunes en los sujetos sanos como en las personas que sufren de trastornos obsesivos”. En pocas palabras: nuestra mente nos está “jugando chueco”.

Y estos pensamientos también nos pueden llevar a tener acciones compulsivas como: revisar que la puerta esté cerrada más de 3 veces antes de salir, arreglar la alacena en orden alfabético —aunque no sea la de nuestra casa— o, lavarnos las manos cada 5 minutos; bueno esta última en tiempos de pandemia, es una buena obsesión. Sin embargo, estas acciones de manera repetida, nos pueden llevar a sufrir un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), el cual debe ser diagnosticado y tratado por un especialista.

Para quienes, como yo, no han sido diagnosticados con algún TOC y buscan un poco de paz mental, aquí les comparto algunas recomendaciones para la eliminación de pensamientos obsesivos:

  • Piensa e intenta identificar qué situaciones son reales y cuales son inventos de tu cabeza. Ejemplo: lo real es que tu amiga no te ha contestado el mensaje. Lo inventado, es que es víctima de una red de trata de personas.
  • Si ya identificaste que nada de lo que estás pensando es real, intenta apagar tu cabeza, ocúpala en algo más. La lectura es una gran terapia.
  • Si sabes que hay cosas que te obsesionan identifícalas y; si puedes evitarlas, hazlo, o trabaja en ellas. Por ejemplo, si te obsesiona no traer pila en el celular, compra una pila externa y tráela siempre contigo.
  • Trabaja tu autoestima. “El árbol que tiene más fuertes sus raíces, ningún viento lo dobla”.
  • Entiende algo, no eres el centro del universo. No todo lo que pasa a tu alrededor tiene que ver contigo. Como en el caso de la amiga que no te contesta es: porque se quedó sin pila, está en el cine, o simplemente no tiene ganas de contestarte en este momento.
  • Haz tres respiraciones profundas y enfoca tus pensamientos a cómo entra el oxígeno a tu cuerpo y cómo sale.

Eliminar la obsesión no es un trabajo fácil, pero no es imposible. Lo mejor que podemos hacer es intentarlo. Yo les puedo asegurar que vivirán más en paz. Recuerden que nuestra mente puede ser nuestra mejor amiga, o nuestra peor enemiga, hagamos las paces con ella y seamos felices, aunque sea por llevarle a contraria a los demás.

Pamela Robles

Es diseñadora gráfica y mercadóloga. Trabajó en reconocidas agencias de publicidad como directora de arte, fue gerente del periódico Imagen en el estado de Veracruz y profesora de Marketing a nivel licenciatura. Consciente de sus emociones y en continua búsqueda de la felicidad.