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Por Don Canilla Chopeada

@CanillaChopeada

La oposición al mero preciso, conciso y macizo anda muy engalladita, sí, pero nomás en las benditas redes sociales. En la práctica, los gobernadores de oposición son genuflexos, condescendientes, y cuando de repente uno saca la cabeza, le pasa lo mismo que al típico parroquiano de las películas del cine de oro mexicano, que apenas entrar a la cantina le toca un sillazo por metiche e inoportuno.

Alejandro Murat, el vástago de aquel gobernador oaxaqueño truculento de infausta memoria, de plano parece gobernador de Morena. Oaxaca es quizá uno de los estados más visitados del Preciso y cada que va el gobernador Murat se le pone de tapete para lo que guste y mande. Él dice que hace política para sus conciudadanos y es cierto, porque en el manual de hacer política, más viejo que las jefecitas de muchos de mis lectores –sin agraviar–, se consiente desde el gobierno central a quienes se portan bien, a los que no dan guerra, a los que saben bajar la cabeza. Lo mismo pasa en el Estado de México, Alfredo del Mazo es obsequioso, entiende el juego.

Cabeza de Vaca se quiso poner sabroso alguna vez y bolas, ahí le va la fiscalía. Alfaro andaba muy sácalepunta, pero en la última gira del Cottonhead a la tierra de las tortas ahogadas, ya le bajó de yemas y hasta se dice que corrió la voz entre su gabinete de que se podía criticar en general las acciones de la 4T pero que nada de andar madreando al Presidente porque ya había acuerdo. Y es que hay quienes señalan que al inquilino de Palacio Nacional, nada le conviene más que hacer crecer a Movimiento Ciudadano en las preferencias del electorado, porque amén de ser el PAN naranja disfrazado de progresista, al convertirse en una tercera opción en la boleta (frente a Morena y sus aliados por un lado y al PRIANRD por el otro), pues lo único que lograrían en 2024 si van solos es hacerle flaco favor al partido del Primer Cabecita de la Nación, con un candidato como Alfaro, que jale la marca y haga que Morena repita en la silla del águila. Cosa de ver nomás, que Samuel fue recibido en Palacio Nacional y que ante los señalamientos de rebases de tope de gastos de campaña, el preciso se puso de su lado y lo defendió contra la mafia del INE. Después, ya no pasó nada, todo incluido el tribunal electoral estuvo planchadito para que el Samy Junior no tuviera problemas. Yo lo que digo es que si camina como concertacesión, huele a concertacesión y parece a concertacesión, aquí y en la tierra del cabrito, eso se llama concertacesión.

Y para amolarla de acabar, la confirmación de que en la república de la grilla todo es posible, en la última visita de Pejehová a Chihuahua, el gobernador Javier Corral, que habla como Tizoc pero que ah cómo había chingado, también le aventó sus flores al gobierno federal y dijo que puras cosas bonitas había recibido del Presidente. Se tardaron los virreyes camorreros, pero la zanahoria de la Secretaría de Hacienda y el garrote de Santiago Nieto deben haberlos ablandado lo suficiente para entender que era mejor pactar que andar a la buena de dios padeciendo falta de presupuesto y con el Jesús en la boca por aquello de las cuentas que luego no les cuadran. Ora sí que como dijo el sabio: no, pos sí. O lo que es lo mismo: el miedo no anda en burro mis carnales. Ahí nos seguimos leyendo. Pónganse abusados, pórtense bien y no anden de hocicones, no se vayan a tener que exiliar una temporada en Atlanta.

La Canilla Chopeada.

La canilla es un larguirucho pan trenzado, con sal y manteca, que ingieren los jarochos con el mañanero lechero, sin albur. El ritual, más bien político, da lugar a toda serie de elucubraciones, profecías y juicios sobre el acontecer cotidiano. Si es jarocho es grillo, dice la sabiduría popular. Y si no se chopea, es una triste galleta de agua. El autor escribe desde una mesa del rincón del Café de la Parroquia, sufre várices involuntarias y confiesa: “Tengo sesenta… y pico”.