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Por René Cervera Galán

Es común exponer como una novedad lo que se experimentó en el pasado, actualmente hay la tentación de practicar elecciones de consultas directas, debido al desprestigio que han tomado los partidos políticos, la insatisfacción da lugar a la pregunta de ¿por qué nos va a representar una persona a la que sustancialmente no conocemos?

Para llegar a la conclusión de que lo mejor era una democracia representativa se tuvo que pasar por experiencias y condiciones concretas.

Votar a la usanza de los antiguos griegos o a la costumbre de pequeñas comunidades para ejecutar políticas públicas con la aceptación de la mayoría, no es posible cuando los ciudadanos son decenas o centenas de millones, por citar un ejemplo.

Pasar del voto a personalidades destacadas, al voto para organizaciones políticas significa una evolución, igual hay leyes electorales que tuvieron una razón de ser y ya no tiene sentido, pero igual las razones que dieron lugar a las mismas aún están vigentes.

En la vida particular y colectiva hay momentos en que se tiene que decidir que rectificamos y que ratificamos de nuestros procedimientos, y es sano para una democracia que se tengan los elementos legales para darle mayor calidad a la relación de ciudadanos y autoridades impulsando diversas elecciones de manera directa es cierto.

La ley sobre revocación del mandato ha puesto en litigio a la entidad de garantizar un proceso imparcial que cause certidumbre de que se respetara la voluntad ciudadana, Y el partido oficial que insiste en hacer un espectáculo que demuestre la popularidad del presidente de la República.

EL 50% más uno de los consejeros voto a favor de posponer la fecha de la votación por falta de recursos económicos y MORENA amenaza con denunciar ante el Tribunal Electoral Federal a los consejeros que votaron por esta opción.

A favor del INE podemos decir que nadie está obligado a cumplir lo imposible y lo que está en cuestionamiento es si realmente es imposible contar con las condiciones económicas para cumplir con la ley.

Mientras la llamada 4T se anuncia como un gobierno austero, esta entercado en gastar miles de millones de pesos en un evento en el que sabe que la mayoría aprobaría la continuidad del presidente y de no ser así entraríamos a un caos político y por consecuencia económico.

Lo curioso es que quienes están a favor de que Don AMLO continúe en la presidencia son los más movidos en que se cuestione si la mayoría está de acuerdo en su permanencia, cabe aclara que de no haber elecciones quedaría el presidente.

Afirman que su deseo es dejar un antecedente para que el pueblo pueda revocar a la máxima autoridad, y de lo que podemos estar seguros es que el antecedente que van dejar es que el capricho de llevar una elección con resultado preconcebido tiene un costo muy alto en dinero y en consecuencias políticas, ya que da lugar a una sociedad dividida entre quienes defienden al INE y entre quienes están con el presidente, y sea quien sea el ganador de este conflicto es el pueblo quien sale perdiendo.

Dudo que el INE tenga la facultad de posponer un mandato constitucional, lo que puede hacer es constatar que no tiene las condiciones para cumplirlo, lo que da lugar a debatir si realmente carece de recursos tanto de calidad humana como financieros para cumplir la ley, tal vez lo que convenga es buscar un punto de acuerdo en el poder legislativo hasta encontrar una solución.

Hacer una ley que cada tres años haga desembolsar a un pueblo miles de millones de pesos con más de la mitad de su población económicamente activa en el empleo informal, no es propio de un regimen que reclama austeridad. Convocar a rectificar o ratificar la máxima autoridad debe ser una situación excepcional cuando el clima político lo reclame.

Por lo pronto los electores votamos porque el presidente cumpla el mandato constitucional durante 6 años y no hay razón para cambiarlo que no sea la terquedad de llevar a cabo un proceso tan caro para mostrar su musculosa popularidad.

En los modelos políticos racionales, este proceso se lleva a cabo cuando en las elecciones intermedias sale a relucir que la mayoría votó a favor de los partidos que le hacen oposición a las políticas del ejecutivo, pero no es el caso en este país en este momento.

La experiencia por la que estamos pasando puede ser un gasto o una inversión, si de aquí concluimos que hace falta una entidad electoral constituida con gente menos ambiciosa, consejeros que no tengan inconveniente en ganar menos que el presidente de la República, que deben de ser electos sin que sean producto de los acuerdos entre partidos políticos y el momento da lugar a revisar el altísimo costo de nuestros procesos electorales, valdrá la pena.

Si en medio de una reflexión colectiva consideramos la necesidad de un modelo electoral que impulse mayor calidad legislativa, si la experiencia da lugar a pensar en un modelo menos presidencialista y más parlamentario, si entendemos que la popularidad debe de estar de mayor manera en los principios y programas de gobierno representados en varios y varias intelectualidades políticas y no concentrada en el talante de una sola persona, la experiencia tiene el costo de un aprendizaje.

Si volviendo a los ejemplos en el deseo de hacer un cambio constitucional no se logra la aprobación de las tres cuartas partes de las cámaras, pero hay mayoría simple entonces sí vale la pena hacer un referéndum y que la decisión se tome a través de la consulta directa.

Si en el marco de una elección intermedia sale a relucir que quien preside el gobierno no tiene el apoyo de las mayorías entonces vale la pena convocar a la posibilidad de la revocación del mandato.

A seis meses de un proceso electoral en donde se confirmó la popularidad del presidente insistir en una elección que solo puede ratificar el resultado de la elección pasada, y a solo dos años del cambio de gobierno ¿Tiene caso gastar lo que significaría muchos nuevos empleos?

Es de la mayor importancia encontrar la sana distancia que debe haber entre el poder legislativo y el ejecutivo tomando en cuenta que si no hay en este periodo elecciones para revocar el mandato, simple y sencillamente no sucede nada, el querido señor presidente sigue en el gobierno, la tensión entre el INE,  MORENA y sus aliados disminuye, el relevo presidencial quedara advertido que  si su gobierno no es satisfactorio puede ser destituido en tres años y por lo pronto nos ahorramos miles de millones de pesos.

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica [email protected] En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.