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Por René Cervera Galán

Entre especialistas es polémica la afirmación de que infancia es destino, hay quienes dicen que lo vivido desde el vientre da origen a nuestra conducta.

Desde esta visión, lo ocurrido en los primeros años después del nacimiento, acompañan nuestros sentimientos y pensamientos el resto de nuestros días, y esta es una posible explicación al comportamiento político de América Latina. Nacimos como producto de un conflicto y los traumas adquiridos son parte de nuestro comportamiento de manera congénita.

Nuestra cultura deriva de una conquista en la que la mayoría somos descendientes tanto de los vencedores como de los vencidos, y es una dificultad común tomar bando cuando hay que escoger. No hay en nuestro pasado colonial experiencias democráticas en las que las autoridades reflejen nuestras convicciones, religiosamente esperamos el mesías que conduzca nuestras acciones y nos atenemos a sus convicciones.

Desde luego cada entidad de la región tiene características distintivas, pero hay entre nosotros un denominador común, el caudillo, cuyo carisma entusiasma y produce revoluciones.

Alguna vez leí que Cuba no era comunista, Cuba era castrista y Fidel Castro era comunista y así podemos seguir con ejemplos, a casi cien años de su primer gobierno el fantasma del peronismo sigue recorriendo Argentina.

El ejemplo más reciente es Brasil, en donde Ignacio Lula encabezaba las encuestas, lo meten a la cárcel con acusaciones falsas y en vez de que los electores cariocas votarán por quien ocupaba su lugar en la boleta con el logotipo de su Partido, votaron mayoritariamente por quien contradecía su pensamiento político.

En México, con el afán de terminar con las luchas generadas por caudillos, se inventó algo muy original, un Partido Revolucionario Institucional. Sin embargo, cada sexenio el presidente se ha comportado como un caudillo, todo gira alrededor de su persona más que de la organización que lo postuló. En las anécdotas de quienes militan en ese partido se cuenta que si el presidente preguntaba ¿qué hora es? La respuesta era las que usted diga señor presidente.

El presidencialismo es el modelo político de todos los países latino americanos, se prefiere recurrir a la segunda vuelta o tener un jefe de gobierno electo por una minoría, que tener un sistema parlamentario que obligue a un acuerdo poniendo al centro un programa de gobierno por encima del talante o carisma de un personaje.

Nuestra historia está llena de golpes de Estado, dictaduras o democracias que son ficción y digamos que una democracia, es una democracia hasta que le demuestran lo contrario y una dictadura, es una dictadura hasta que ella demuestra lo contrario.

Por eso en México se crearon instituciones autónomas como el INE, pero eso no quiere decir que en el ambiente exista un clima democrático, entre consejeros electorales que se amparan porque quieren seguir ganando más que el titular del poder ejecutivo y el presidente que insiste en hacer consultas sobre su continuidad en el gobierno cuando nadie en el papel está pidiendo su revocación sin contemplar el gasto, lo que se manifiesta es autoritarismo.

Entendemos que la democracia no se construye con leyes, sino con personas que no tengan un espíritu autoritario y estén dispuestas a debatir, dialogar continuamente y ponerse en el lugar del otro, porque de esta manera el respeto hacia las leyes se da por añadidura.

Quien esto escribe considera que la infancia puede irse superando si hacemos conciencia de nuestros actos, Australia nació como una prisión y actualmente es uno de los países con menos índice delincuencial, en los países donde nacieron los vikingos (famosos por pisar los cráneos de sus víctimas), actualmente destacan por su respeto a los derechos humanos y de mayor manera que otros países por sus políticas a favor de los derechos sociales.

Es tiempo de que los latino americanos pensemos en modelos parlamentarios que conduzcan a pactar lo necesario con carácter legislativo, con partidos políticos que expresen proyectos de convivencia colectiva, con ciudadanos que hagan diagnósticos conjuntamente y elijan a quienes de mejor manera representen sus pensamientos consensuados sin el peso de ser los salvadores de la patria.

Tengamos en cuenta que América Latina es la región con mayor desigualdad económica y precisamos concentrarnos en este problema, sin mandar obedeciendo, sino coincidiendo.

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica recega@yahoo.com En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.