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Por René Cervera Galán

Es un tanto cuanto mucho muy absurdo, proponer una reforma electoral sin tener una concepción de lo que entendemos al hablar de la democracia. Antes de hacer un enlistado de cambios en este aspecto, es necesario explicarnos que entendemos por esa palabra y cuál es el diagnóstico que tenemos de México en este sentido.

Efectivamente como lo afirma el presidente, tenemos una de las estructuras más caras del mundo en el nombre de la democracia y aún así es muy insatisfactoria, no solo por el costo económico, también por el costo social.

Tenemos 7 partidos políticos a nivel federal y de todos no hacemos uno, no lo escribo por mencionar un texto popular, sino porque efectivamente el árbol genético de todos ellos es el mismo “el Partido Revolucionario Institucional” podríamos poner al Partido Acción Nacional en otro tronco, pero se han ido emparentando tanto que ahora están en una relación muy genética.

No conozco un estudio o análisis del porque no hemos construido un partido distinto, con un origen diferente al que fue tanto tiempo el partido oficial, pero me adelanto a decir que registrar un partido nuevo tiene un costo muy alto, al grado tal que prácticamente solo está al alcance de quienes ya fueron funcionarios públicos e hicieron un fondo para continuar en la política.

La normatividad de los procesos actuales, permite a quien invirtió en construir una organización para participar en elecciones, recuperar su capital en lo que demuestra si tiene al menos 3 de cada 100 electores que le den su voto.

Podemos tener en consenso que el clientelismo electoral es antidemocrático y puedo decirles que todos los partidos federales lo practican.

No hay uno solo que se pueda poner de muestra como modelo democrático en su vida interna, cumplen con registrar estatutos principios y programa de gobierno, pero se percibe que lo copian sin sentirlo.

Es verdad que hace falta una profunda reforma electoral, no solo para bajar el costo del proceso, también es necesaria para aumentar la calidad legislativa y de los demás órganos de gobierno.

El gobierno actual es obsesivo en presumir austeridad, sin reflexionar que lo barato sale caro, la ley de Revocación del Mandato a manera de ejemplo estuvo mal hecha, al igual que la Consulta para Enjuiciar a expresidentes y su costo fue de algo así como cinco mil millones de pesos y ninguno de los dos procesos fue vinculatorio.

Mal votar un presupuesto igual puede tener un alto costo y suponer que 300 cabezas electas por distrito electoral piensan mejor que 500 es algo que debe meditarse.

Presumir que con el voto electrónico votarán más mexicanos en el extranjero es correr el riesgo de que los mexicanos que se fueron decidan lo que vivimos los que nos quedamos, y no es justo que paguemos lo que decidieron desde el exterior, repito no veo el argumento que me convenza de que nos escoja la novia quien ya se separó de ella.

Elegir consejeros electorales a través de una pasarela y reducir el número, no ahorra mucho y disminuye las voces reflexivas, demandar que los consejeros que se van como último acto organicen la elección de quienes los sustituyen es hasta humillante.

Para el presidente de la República el pueblo es una unidad que no se equivoca, pero él sí que se equivoca al definir el pueblo como un ente sin variedad de intereses, experiencias reflexivas y variedad de pensamientos. Los pueblos no necesitan fabricar zapatos para entender cuáles son los que le quedan, pero hay distintas medidas de calzado.

Elegir 300 diputados por distrito electoral da lugar a que la mayoría de los electores no estén representados, si la votación se distribuye entre 7 partidos políticos es posible que la cámara la compongan diputados que ganaron con un bajo porcentaje, pero en muchos distritos y que la gran mayoría de los electores estén representados por legisladores o legisladoras por los que no votaron.

Por lo que toca al Senado ahí si pueden eliminarse los plurinominales, los diputados representan el proyecto de país de quienes los proponen y no un espacio físico y los senadores si representan la entidad federativa que los eligió.

Por lógica, un personaje que halaga tanto a los liberales y descalifica adversarios porque a su entender son conservadores debería de ser federalista, sin embargo su propuesta elimina los órganos políticos locales electorales, todo lo pone al centro como si fuera el más conservador de los conservadores.

Perdón por insistir en este tema, no es mi deseo ser tan recurrente, pero justo cuando me senté a escribir mi articuló salió al aire la iniciativa de ley propuesta por el presidente que debemos meditar conjuntamente, no creo que pase porque dudo que los partidos voten en contra de sus intereses, hay cosas que deberían estar en la posibilidad de aprobarse parcialmente como es el financiamiento a partidos políticos, pero en vez de quitar radio y televisión, debería de usarse ese recurso para promover debates serios.

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica [email protected] En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.