Skip to main content

Por Salvador López Santiago

@sls1103

Comienzo con un “spoiler”: ¡En el 2023, se van! En la pluralidad de ideas y visiones que convergen en nuestro país, es incuestionable que en México vivimos una etapa de transformación sin precedentes. Si es en beneficio o en agravio de la nación, eso ya nos lo dirá ese tirano llamado tiempo cuando emita su sentencia final, porque del juicio de la historia nadie se escapa. En mi opinión, estar de un lado u otro, es una decisión personalísima que debería ser resultado de una reflexión objetiva e informada, nuca motivada por rencores o fanatismos.

Hay que decirlo con todas sus letras, en ambos lados existen personas que lejos de abonar a la construcción de un proyecto de nación, se dedican a injuriar, tergiversar la verdad y navegar desde el oportunismo con un cinismo tremendo. La verdad no es absoluta y los triunfos electorales no son eternos. Disentir y debatir sin temor a repercusiones, es propio de las democracias, pero también es un timbre de distinción de todo régimen que se asuma como promotor de las libertades.

Estamos en una época donde la información corre a velocidades que hace unas décadas eran impensables y en ese universo de contenidos, me parece que un peligro mayúsculo son las llamadas “Fake news” y claro las opiniones que, en su afán de convencer, dejan a la verdad en un segundo plano. A pesar de ello y de todos los imponderables que puede haber en el día a día, considero que es sano y necesario contribuir a la configuración de un mejor país y no forzosamente como parte de una opción política, porque la patria se construye desde los esfuerzos que realizamos en la vida cotidiana.

El poeta y político cubano José Martí decía: “El deber de un hombre está allí donde es más útil”, y estoy convencido de que esa tiene que ser la prédica en la cual deberíamos sustentar cada uno de los pasos que damos en todas las esferas. Así, puedo decir con total franqueza que en los últimos tres años, con la Senadora Gloria Sánchez Hernández —discípula de Heberto Castillo—, he atestiguado un ejemplo de lucha y congruencia cubierto de empatía, humanismo y humildad que me ha llevado a pensar que sí es posible lograr cambios virtuosos. Cuando las convicciones son genuinas, tarde o temprano, la justicia siempre llega.

En cualquier proyecto, ni todo es malo, ni todo es bueno. No podemos ser omisos y olvidar que existe un abanico inmenso de matices. En el plano profesional, al caminar al lado de una persona de la lucha histórica, hoy más que nunca, ante la duda, siempre hacia la izquierda; y si al llegar, hay más dudas, caminamos más hacia la izquierda. Sin ingenuidad, me gusta ser optimista y con esa motivación que inspiran los auténticos liderazgos, creo que la mejor manera de honrar a una extraordinaria luchadora social es al menos intentar mantener vivo su ideario y buscar nuevas maneras de aportar al desarrollo de mi país y, por supuesto, de mi querido Estado de México. En palabras de Concepción Arenal: “El mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas es imitarlas”.

 

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.