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Por René Cervera Galán

El 28 de febrero de 1986 a las 23:00 horas aproximadamente, cuando salía del cine, sin guardia alguno y dirigiéndose al metro acompañado de su esposa, fue asesinado el primer ministro de Suecia Olof Palme.

No solo acabó con la vida de un activo pacifista solidario sin fronteras, sino que también se afectó el espíritu de la socialdemocracia disminuyendo el ejercicio del Estado de bienestar social. Se fue apagando la energía de la izquierda democrática y se abrió espacio al neoliberalismo que pone la ambición desmedida como el motor de la economía, aunque conlleve violencia.

En donde tuvo oportunidad denunció la violencia que acompaña el egoísmo que predica y genera el mercado sin estado. De igual manera que acusó a la Unión soviética de sus incongruencias. No hay continente que no haya recibido el apoyo solidario de Olof Palme, la embajada sueca y hay que decirlo también la mexicana abrieron sus puertas para que salvaran su vida los perseguidos por el golpe de Estado en chile el 11 de septiembre de 1973.

Reconoció al FMLN como grupo alzado contra la dictadura militar en el Salvador y no como terroristas que es como lo manejaban los golpistas, apoyó al Frente sandinista y por eso el centro de convenciones lleva su nombre en Managua, aunque igual se volvió crítico de su gobierno, dio soporte al PRD de la república dominicana para que se reconociera el triunfo electoral de Francisco Peña Gómez y cooperó con los camiones para la basura y una escuela de educación política.

Detrás de la descolonización de África está su aportación por la liberación de los pueblos, con la colaboración de los suecos Socialdemócratas motivados por él, y fue una presencia contundente contra el apartheid en Sudáfrica.

En las tribunas a las que tuvo oportunidad de ocupar alzó su voz contra la guerra en Vietnam afirmando que ninguna democracia puede ser bien recibida si pretende entrar a sangre y fuego, condenando los bombardeos de los norteamericanos comparándolos con las acciones de los fascistas.

En Europa señaló la incongruencia del comunismo soviético cuando invadieron la República de Checoslovaquia y la invasión de Afganistán. En las entrevistas expresó que Suecia no era socialista, pero era quien más se acercaba a ese ideal, haciendo notar que las diferencias entre un obrero y un patrón en Suecia eran menores que las existentes entre un trabajador común en la Unión Soviética y el buró del partido comunista.

Recién fusilados cinco jóvenes de la ETA por el gobierno de Franco, salió a la calle con un bote para pedir una cooperación y derrumbar la dictadura. Pueden imaginarse el impacto de ver al primer ministro de Suecia boteando en la calle. Lo que sí consiguió fue que la prensa del mundo lo publicara descalificando el gobierno autoritario del General Franco.

Igual apoyó a que cayera el gobierno de los generales en Grecia, y en Portugal cuando el ejército contra golpista estaba dudando convocar a elecciones por falta de papel, fue Olof Palme, quien tramitó el crédito y la rebaja para que no hubiera pretexto y se llamara a elecciones.

Fue un hombre muy claro en las convicciones del socialismo democrático, cuando las encuestas anunciaban la posibilidad de perder la reelección a causa de los impuestos, respondió de manera coherente al negarse a bajarlos recordándole a los suecos que los impuestos que maldicen de jóvenes son los mismos que bendicen de viejos y sin demagogia alguna respondió que si no coincide con los electores no tiene por qué gobernar, porque se gobierna coincidiendo. Perdió las elecciones, pero tres años después regresó con mayor apoyo.

Ante las declaraciones de que la acción del Estado quita libertades, contestó que nadie es libre sin un piso de salud, educación, certidumbre económica y seguridad jurídica y eso lo proporciona el Estado, la oración liberal de que no se vale pueblo pobre y gobierno rico se pierde frente a su respuesta. Lo que hay que evitar es que la riqueza se concentre en un diminuto sector privado y la pobreza en el espacio público.

A la constante queja de los grandes empresarios por pagar impuestos progresivos les hizo ver que la salud pública y la educación son productivas, que la construcción de carreteras permite el transporte de sus productos, la certidumbre económica genera paz social y la demanda de sus ofertas, que las empresas públicas bien administradas quitan presión sobre los impuestos al colaborar con el erario y las prestaciones sociales apoyan el salario.

Su imagen crece en el conflicto Rusia-OTAN porque en su momento colaboró con Billy Brandt solicitando un espacio libre de armas nucleares entre la Europa del Este y el Oeste.

Este no es un artículo común, aprovecho para solicitar a las autoridades que una avenida lleve su nombre y se traslade el pequeño monumento que tiene en un escondido parque de la colonia Cuauhtémoc, a un espacio más transitado para que reflexionemos sobre los valores aquí mencionados.

 

 

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica [email protected] En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.