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Por Salvador López Santiago

@sls1103

A menos de un año de que Andrés Manuel López Obrador concluya su encargo como presidente de la República, la mayoría de las encuestas muestran una diferencia de casi el 50% entre Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz, quienes se perfilan para abanderar las candidaturas de morena y de la oposición, respectivamente. Si bien es cierto que formalmente las precampañas comienzan el 20 de noviembre de 2023, también lo es que el ánimo social está marcadamente con la continuidad de la 4T.

Seguramente en las siguientes semanas habrá nuevos elementos de análisis, nuevos actores van a incorporarse a la contienda y, en consecuencia, nuevas ponderaciones. Eso puede y va a cambiar, pero un aspecto que ya está definido es que se renovarán 20 mil 375 cargos de representación popular en la jornada electoral del 2 de junio de 2024 (de acuerdo con información del INE). En la elección federal están en disputa 629 cargos: la presidencia de la República, 500 diputaciones y 128 senadurías; mientras que en las elecciones locales: 9 gubernaturas, mil 98 diputaciones, mil 803 alcaldías, 431 cargos auxiliares, mil 976 sindicaturas y 14 mil 429 regidurías.

El panorama referido permite apreciar la trascendencia cuantitativa del proceso electoral concurrente y la visión de la oferta política que ofrecen las dos visiones de nación (la consolidación de la transformación y el regreso de los partidos tradicionales), dejan ver la relevancia cualitativa. Sobre la última consideración, vale la pena preguntarse como llegamos al momento histórico en el que nos encontramos y un punto de partida se ubica en 2012 cuando el PRI regresó a la presidencia (después de los malos gobiernos y el falso cambio del PAN) con un candidato catapultado desde los medios de comunicación y financiamiento ilícito como el de Odebrecht, práctica de la cual se había beneficiado el PAN con los casos escandalosos de Pemexgate y Amigos de Fox durante el gobierno de Vicente Fox.

En tan solo tres años inició una reconfiguración sin precedentes del mapa político. En 2015 el PRI gobernaba 19 entidades federativas y en 2016 perdió 7 de 12 gubernaturas en contienda, entre ellas las registradas en Durango, Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas (donde había gobernado consecutivamente por 86 años, historia que se convirtió en una constante con Alejandro Moreno como dirigente del PRI); y después de esa elección, el PRI quedó con 15 estados, el PAN con 9, el PRD con 4, la Coalición PAN-PRD con 3, el PVEM 1 y en Nuevo León ganó un candidato independiente.

En julio de 2014, morena obtuvo su registro como partido político y en la elección intermedia de 2015 (su primera elección) destacó su triunfo en 5 de 16 delegaciones en el entonces Distrito Federal, 50 diputaciones federales (sobresaliendo el distrito X correspondiente a Xalapa Urbano con Cuitláhuac García Jiménez y el distrito XI de Coatzacoalcos con Rocío Nahle García, gobernador y quien será la primera gobernadora de Veracruz). Es revelador la capital del país, el Estado de México y Veracruz fueron las entidades que le dieron el mayor número de votos a morena.

El momento cúspide de la revolución de conciencias encabezada por AMLO aconteció el 1º de julio de 2018, cuando la Coalición Juntos Haremos Historia obtuvo más del 50% de los sufragios emitidos (más de 30 millones de votos). Morena ganó la presidencia de la República; la mayoría en ambas Cámaras del Congreso de la Unión (Diputados y Senadores); la mayoría de los ayuntamientos y Congresos Locales; y 5 de 9 gubernaturas en disputa. Después de la victoria del pueblo, los resultados siguieron en la misma dirección y a la jornada electoral del próximo año, morena llegará gobernando 22 estados (lo que equivale a que 7 de cada 10 mexicanos tienen gobiernos morenistas); el PAN gobierna en 5 estados, MC 2, el PRI 2 y el PVEM 1.

La coyuntura actual es favorable para que la simpatía por morena se siga reflejando en las urnas y aunque los resultados en las elecciones no están escritos en piedra, el pulso ciudadano no deja mucho espacio para considerar una nueva alternancia presidencial. Sin embargo, no hay certeza de que se pueda registrar el carro completo que es impulsado desde el Plan C y, precisamente, es en ese punto donde radica el interés y las expectativas alrededor de la elección del próximo año.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.