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Por Salvador López Santiago

@sls1103

En conferencia de prensa celebrada durante la madrugada del pasado 11 de noviembre (tiempo del centro de México), por fin hubo humo blanco en la dirigencia nacional de morena respecto a la definición de las y los Coordinadores de la Defensa de la Cuarta Transformación en las nueve entidades federativas donde se renovará la gubernatura en 2024, quedando de la siguiente manera: en Yucatán Huacho Díaz, en Tabasco Javier May, en Puebla Alejandro Armenta, en Jalisco Claudia Delgadillo, en Guanajuato Alma Alcaraz, en Chiapas Eduardo Ramírez, en Veracruz Rocío Nahle, en Morelos Margarita González y en la Ciudad de México Clara Brugada.

Después de ser pospuesto (en principio sería el 30 de octubre y luego en la tarde-noche del 10 de noviembre) tras una jornada maratónica que incluyó decisiones al menos cuestionables al aplicar la paridad, suspicacias por el diseño de las encuestas, exabruptos de algunos aspirantes y mensajes políticos mayúsculos, finalmente se acabó con la especie de “pre – precampaña” que en el mejor de los casos podríamos decir que caminó por un vacío jurídico. De este proceso inédito (cuyo grado de transparencia y objetividad habría que ponderar) que debe ser reglamentado en la próxima reforma electoral se desprenden diversas reflexiones. Sobre ello, cabe destacar las siguientes:

Primera. Nuevamente morena es quien marca el ritmo del proceso electoral y aunque las “asambleas informativas” de su pre – precampaña estuvieron en el filo de la legalidad, sus candidaturas llegan posicionadas a la precampaña, mientras que los perfiles de la oposición nada más no levantan y en la mayoría de los casos, ni levantarán. Si bien ocurrieron arrebatos como los del papá de Checo Pérez o los amagues de Ignacio Mier, en general la unidad se mantuvo y prevaleció la institucionalidad, incluso en casos como los de Antares Vázquez y Mónica Fernández que al final ni se registraron para buscar reelegirse en el Senado (donde han tenido un buen papel) ni quedaron en el segundo sitio que les permitiría ser Coordinadoras de la Defensa del Federalismo.

Segunda. Se presume a las encuestas como la panacea para empoderar e involucrar al pueblo, pero los hechos muestran que en un alto número de casos no cumple con un elemento básico de gobernanza electoral como es el relativo a que exista certeza en los procesos e incertidumbre en el resultado (para muestra la encuesta para la coordinación nacional, cuyo resultado se sabía desde hace unos años); y más preocupante aún, en más de un caso, lejos de cumplir su objetivo esencial de empoderar al pueblo, parece que la dirigencia del partido es la que sale fortalecida. Es cierto que el bono de legitimidad que tienen les permite hacer oídos sordos a las críticas e ignorar las áreas de oportunidad, pero igual que cualquier otro proceso humano, es incuestionable que el método de la encuesta es susceptible de mejorar.

Tercera. Es muy positivo que morena haya dado cumplimiento al acuerdo aprobado por el INE donde, derivado de una acción afirmativa estableció que, para las elecciones del 2024, los partidos políticos nacionales deben postular a cinco mujeres como candidatas a las gubernaturas de las nueve entidades federativas que tendrán renovación del gobierno estatal. Sin embargo, no es un dato menor que solamente dos mujeres hayan ganado su encuesta: Rocío Nahle en Veracruz y Margarita González en Morelos; como tampoco lo es que uno de los tres “sacrificados” fue Omar García Harfuch (candidato de Claudia Sheinbaum), quien “dejó” su lugar a Clara Brugada (candidata de AMLO) a pesar de ganarle por casi 14 puntos y que Eduardo Ramírez, cuyo origen político es el PVEM (candidato de Manuel Velasco) sí será coordinador en Chiapas pese a haber ganado por menos de dos puntos.

Cuarta. Veracruz fue uno de los estados con mayor competitividad y también en donde se mostró más altura de miras. Desde que se anunciaron los resultados Manuel Huerta los avaló e hizo un llamado a la unidad, por ello Rocío Nahle García llega como la gran favorita para ganar la elección y así convertirse en la primera gobernadora del estado, lo cual es una excelente noticia para las y los veracruzanos. Ni los Yunes ni ningún otro grupo político del PAN o del PRI, tienen oportunidad. Pero como la última palabra le corresponde al pueblo de Veracruz, Nahle García tiene un gran desafío por delante.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.