Por René Cervera Galán
Desde hace un mes iniciamos un programa nuevo al que llamamos la Quinta Transformación, lo hacemos un reducido grupo de ciudadanos desde diferentes disciplinas académicas y experiencias personales, pero con un denominador común, el deseo de promover una ciudadanía informada consciente de lo que aprueba o reprueba al cruzar un logotipo y de su papel en la construcción de la democracia.
El nombre despierta la suspicacia de que nos oponemos al actual gobierno, pero nuestro objetivo es generar reflexión política con analogías, comparaciones con otros modelos políticos y sus resultados en otras naciones y más que hacer oposición, crear ubicación.
Nuestro México está muy polarizado entre sectores que no conceden un mínimo de méritos al gobierno y entre quienes niegan la posibilidad de un error en la conducción del país y consideramos que en este ambiente hace falta objetividad.
Para que el programa salga al aire, recorremos la calle y le preguntamos al transeúnte su opinión sobre temas considerados sustanciales para la convivencia política. La democracia, los partidos políticos, la seguridad y los derechos humanos, y abrimos espacio para que den su opinión expertos en el tema, con este ejercicio se da una relación de enseñanza-aprendizaje, entre politólogos, consejeros electorales, maestros y políticos, porque sin soberbia debemos admitir que algo se aprende de la vox pública.
Preguntamos a 8 personas si sabían que diputado o diputada los representaba y ninguna lo supo, solo una persona sabía cuál era su distrito electoral. Recordaran que uno de los argumentos para aprobar la reelección de las y los legisladores fue el derecho que tiene el electorado de reelegir a sus representantes si aprueba como se conduce en la cámara de diputados, pues bueno no hay electores ni electoras que estén monitoreando a su diputado o diputada.
En realidad son los partidos políticos los que registran las candidaturas y son el aval de las candidaturas, son los que deciden quien se re elige y quien no, con dirigencias autoritarias.
Aprendimos que el actual modelo electoral que se divide en 300 distritos electorales a nivel federal y 33 locales en la ciudad de México se presta a la demagogia cuando postula personalidades por su posibilidad de atraer el voto sin necesidad de tener sensibilidad social.
Ratifico mi convicción de que es mejor el modelo relativo proporcional en donde el electorado vota por la lista que ofrece el partido en la inteligencia de que ellos se hacen responsables de proponer sus personalidades más afines a sus programas de gobierno.
A la pregunta de cuál es a su entender la función de un partido político, expresaron la de crear opciones políticas, la de buscar el bien común, la de hacer valer sus derechos, hubo un piropo a MORENA y en términos generales la insatisfacción con los partidos que se presentan en las boletas electorales, por lo que podemos concluir que la abstención no obedece a la apatía y que la aparente apatía es una expresión de protesta.
Los lemas que hemos usado en el programa son que la democracia nos hace protagonistas de la historia, nos declaramos simpatizantes de una mayor participación ciudadana, y concluimos que todos cabemos en la democracia sabiéndonos acomodar.
Dice el representante del poder ejecutivo que el pueblo no se equivoca, lo repite constantemente en sus mañaneras, en lo personal considero que tan pueblo son los electores que en 2018 le dieron su voto al actual gobierno como el 47% que no se lo dio y el aproximadamente 40 % que no voto. El pueblo no es una entidad uniforme, el pluralismo es real, la versatilidad de intereses es cierta y la necesidad de reglamentar la coexistencia de manera tal que en las políticas públicas estén presentes los intereses de la mayoría es urgente.
Los y las ciudadanas deben comprender que lo que vivimos no es la única opción, que existen otros modelos electorales, otras experiencias internacionales que nos pueden servir para orientar la nuestra.
Hay que separar la democracia de la demagogia, encontrar el pensamiento político que nos de equidad social, en el que podamos ejercer nuestra identidad respetando las diferencias, democracia que abra el acceso a los derechos universalmente y la obligación colectiva de hacerlos valer.
Tenemos que ser sociedad que hace gobierno responsablemente, que se organiza para formar parte de las decisiones colectivas, que se interesa por tener el diagnóstico preciso desde su concepción política, una sociedad política que piensa, siente y actúa.