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Por Salvador López Santiago

@sls1103

En uno de los discursos más célebres de la historia, el líder social Martin Luther King expresó “pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño”. Parafraseando la tesis central de esa extraordinaria pieza, yo tengo el sueño de que un día en México, mi querido estado de México y en mi municipio, los Reyes La Paz, la educación de calidad sea una realidad para todas y todos, tanto que se vuelva absurdo tener que abandonar nuestro lugar de origen para seguir con nuestra formación.

En este noble propósito todas y todos tenemos responsabilidad, desde el seno familiar, hasta los centros educativos, representantes populares y autoridades en general. Al ser un reto mayúsculo debe ser analizado como un fenómeno multifactorial porque son diversas las áreas por atender y mejorar. Particularmente, considero que un excelente punto de partida es visibilizar la importancia de generar buenos hábitos de lectura en la niñez, al ser uno de los principales medios para desarrollar el lenguaje; estimular la imaginación creadora; determinar procesos de pensamiento; expandir la memoria; estimular las emociones, la afectividad y la creación de textos; desarrollar el sentido crítico; y determinar el aprovechamiento escolar.

Para ponderar la magnitud del asunto, cabe destacar que los malos hábitos de lectura en los alumnos de primaria tienen repercusiones devastadoras al complicar el proceso de aprendizaje humano. Entre las principales consecuencias de la deficiente técnica de lectura y la falta de interés por ésta, destacan el fracaso académico y la deserción escolar, así como la nula o mínima comprensión de los textos que se leen, lo que produce efectos negativos en prácticamente todos los ámbitos de la vida, si tenemos en cuenta que la educación es un mecanismo fundamental de progreso social y el medio idóneo para superar brechas de desigualdad. 

De acuerdo con información del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), 2022 elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el tercer país peor evaluado de la OCDE en Comprensión Lectora. El Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2023, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), menciona que los mexicanos leemos 3.4 libros al año y que la población no lectora presenta una mayor carencia de estímulos para la lectura durante la infancia: 83.0 % declaró que sus padres o tutores no la llevaban a bibliotecas o librerías, 79.7 % dijo que sus padres o tutores no le leían y 68.3 % no veía a sus padres o tutores leer. 

Con este panorama, es urgente asumir la responsabilidad que nos corresponde en este camino gradual debido a que las personas no nacemos lectoras y tampoco nos convertimos en lectores de la noche a la mañana. Por el contrario, la lectura requiere de cómplices, de rutas, de estrategias y desde luego, del legítimo anhelo de querer comprender mejor nuestros contextos. Perderse en la literatura, de la misma manera en la se pierde uno en un bosque solo es posible con una educación sólida que le preceda y que permita desarrollar en la niñez competencias que contribuyen a su formación académica, pero también a la formación de valores y hasta a la construcción de una ciudadanía más crítica, informada y consciente de la realidad social.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.