Por Salvador López Santiago
@sls1103
La construcción democrática de México es producto del esfuerzo colectivo de hombres y mujeres de diferentes generaciones. Ese proceso gradual y complejo que sigue en vías de consolidación ha caminado por la visión de dirigentes destacados como el Ingeniero Heberto Castillo Martínez, quien es reconocido por propios y extraños por sus enormes aportaciones en la ciencia, la tecnología y, por supuesto, la política.
Los postulados e ideología de este hombre adelantado a su tiempo siguen vigentes y si aspiramos a tener una sociedad más justa y equitativa, así como gobiernos eficientes y honestos, dichos principios siempre deben ser faro de conciencia en la vida pública. Por ello celebro que el pasado 13 de junio, en el Senado de la República se llevó a cabo la sesión solemne para develar la inscripción en letras doradas en el Muro de Honor el nombre de “Heberto Castillo Martínez”. Lo anterior, derivado de la iniciativa presentada por la Senadora Gloria Sánchez Hernández el 12 de abril de 2023 y aprobada por el Pleno de la Cámara Alta el 14 de diciembre del mismo año.
Particularmente, considero que esta sesión se tendría que haber celebrado dentro del periodo ordinario de sesiones que concluyó en abril del presente año, con la presencia de las y los senadores de la LXV Legislatura, pero también me parece que al final la forma y tiempo en que se realizó tiene parte de su sello: estar rodeado del pueblo con una dosis de irreverencia. En honor a la verdad, la solemnidad quedó en segundo plano (hasta hubo música), pero lo que estuvo presente en todo momento fue la alegría de las y los asistentes, comenzando por la familia del homenajeado y Hebertistas de distintas generaciones, como la Maestra Gloria Sánchez y el Senador Higinio Martínez. Además, se dieron cita legisladores en funciones y electos, altos funcionarios, ex funcionarios de primer nivel y una nutrida delegación de veracruzanas y veracruzanas.
Entre las intervenciones, la Senadora Gloria Sánchez expresó un mensaje muy emotivo en el que recordó a su Maestro, destacando su vocación por lograr progresar hacia la pluralidad en el Congreso de la Unión, su férrea defensa de los desprotegidos y su valentía para evidenciar los excesos que se cometían desde el viejo régimen. Laura Itzel Castillo Juárez, hija del homenajeado, destacó el espíritu crítico que permeó en la vida de su padre, quien dijo, siempre caminaba con la Constitución en la mano y el Quijote en la cabeza. El Senador Higinio Martínez comentó, como lo ha hecho en otros momentos, que políticamente, él es y está por el Ingeniero Castillo porque desde los años setenta, nos enseñó cual era el camino.
La inscripción con letras doradas del nombre Heberto Castillo Martínez en el Muro de Honor del Senado de la República es un pedacito de patria y también es un recordatorio permanente de que, en la arena política, así como en la vida misma, decir la verdad es siempre mejor, parafraseando al estadista veracruzano que decía y decía muy bien: “Hay que ver con los propios ojos, pero también con los ojos de los demás”.
En lo personal, es un cierre dorado para una etapa profesional extraordinaria en la que tuve el honor de caminar al lado de la Senadora Gloria Sánchez Hernández, para mí, la máxima Hebertista que existe. Conocí a la Maestra el 20 de noviembre de 2018 y después tuve la gran fortuna de acompañarla en su toma de protesta como Senadora por el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, ese día tuve mi primer acercamiento con el Hebertismo y desde entonces comencé a ver la vida pública con la perspectiva de Don Heberto, el Maestro de quien considero mi Maestra.
Evidentemente no conocí en persona al Ingeniero, pero sí a través de sus publicaciones y sus discursos en el Congreso. Además, desde hace casi seis años, también lo conozco con anécdotas de quienes convivieron con el notable veracruzano que según las historias que me han dicho, tenía la genialidad de crear inventos como la tridilosa y expresar de manera simple los temas más complejos; y al mismo tiempo, mantenía la esencia y picardía de los jarochos. Por estas razones, estoy convencido de que el mejor homenaje que le podemos hacer a Don Heberto es mantener vivas sus ideas para que en todos los espacios de decisión política exista una importante base de Hebertismo. ¡Heberto vive, la lucha sigue!