Por Salvador López Santiago
@sls1103
En la actualidad, la comunicación política es vital en el quehacer público. Los candidatos, partidos y gobiernos que no lo entiendan o que no le quieran dar la importancia debida estarán más lejos del objetivo de persuadir, informar, movilizar e influir en el ánimo social (indispensable para cualquier proyecto político), lo que a su vez tiene marcadas repercusiones en la percepción y en la legitimidad de un movimiento o aspiración.
Cuando hablamos de comunicación política, para poder clasificar la forma de llevarla a cabo, podemos ubicarnos en cuatro grandes escenarios posibles (de los que habrá tantos supuestos como variables se incorporen a la ecuación). 1. Hay quienes hacen poco, comunican mal y son grises; 2. Hay quienes hacen poco, comunican bien y en algunos casos pueden destacar; 3. Hay quienes hacen mucho, comunican mal y pueden quedar en el olvido; y 4. Hay quienes hacen mucho, comunican bien y estarán más cerca de impactar en la opinión pública.
Las hipótesis planteadas permiten advertir que no es suficiente cumplir con el mandato popular, sino que también es indispensable informar de forma correcta para que el puente de identidad entre representante y representado trascienda más allá de las urnas y, más importante aún, para que las propuestas puedan aterrizar en la realidad cotidiana de la población. En esta lógica, quienes desempeñan un cargo o comisión pública tendrían que buscar llegar al cuarto escenario.
Con orgullo puedo decir que el pasado 8 de diciembre, durante la sesión solemne de toma de protesta del cabildo electo de La Paz, Estado de México para el periodo 2025-2027, presenciamos un momento de esos que inspiran confianza y esperanza, cuando la Profesora Martha Guerrero Sánchez dio su mensaje luego de tomar protesta de ley ante el Secretario General de Gobierno del Estado de México (quien acudió en representación de la Gobernadora de la entidad).
A partir de un discurso cuya esencia fue la verdad y la congruencia de una hoja de vida, la alcaldesa logró esa armonía entre lo que se hace, lo que se dice y la forma en que se dice. Todavía no inicia el nuevo gobierno municipal y ya se ven marcadas diferencias. En este parteaguas, me centraré en el discurso político porque al comparar los mensajes de la alcaldesa que termina su mandato el 31 de diciembre de 2024 (con más pena que gloria) y quien inicia a las 9:00 horas del 1º de enero de 2025, los contrastes son evidentes.
Ese domingo pasamos de los discursos acartonados, tediosos e insípidos, a una pieza discursiva bien articulada, consistente y con alma. Por eso fue imposible no emocionarse al escuchar hablar a la Profesora Martha Guerrero, quien entendió perfectamente el contexto y como lo hizo en campaña, supo involucrar a los oyentes al contar historias que apelaron a las emociones y al mismo tiempo planteó soluciones viables a las preocupaciones, exigencias e inquietudes más sentidas de la población. Con naturalidad y franqueza salió de la zona de confort en la que se habían instalado sus predecesores en el cargo.
Quienes la conocemos, sabemos que siempre habla desde el corazón y esta vez no fue la excepción. Con su discurso quedó superada la fórmula de lo rimbombante y la parafernalia a la que tristemente nos tenían acostumbrados los alcaldes en La Paz. Con la Profesora Martha Guerrero presenciamos un mensaje que de principio a fin construyó lazos de empatía e identidad, comenzando con la energía y forma en la que tomó protesta, a más de uno se nos erizó la piel cuando la escuchamos decir “por nuestras mujeres, nuestros hombres, nuestros niños de La Paz, sí protesto”.
En su mensaje también exaltó las emociones cuando expresó la gratitud hacia todas las personas que hicieron posible la victoria electoral, desde su familia hasta quienes se han adelantado en el camino; la explicación de las políticas públicas que seguirá y los avances que se tienen en algunas, como la escrituración; las razones de su arraigo con el municipio, donde señaló que crecieron sus hijos, está su hogar y tiene sus mayores afectos; la mención de la coordinación que existe y habrá entre los tres niveles de gobierno, algo inédito que incluso forma parte de los 100 compromisos de Gobierno de Claudia Sheinbaum, dados a conocer el 1º de octubre luego de la toma de protesta de la Presidenta de la República.
La persona más votada en la historia del municipio consiguió conectar con las y los pacenses que se dieron cita desde temprano porque el discurso que pronunció, además de ser claro, directo y preciso, fue dicho con el corazón, con congruencia, con legitimidad y con la verdad como estandarte. Así, reiteró que “las confianzas no se dan, las confianzas se ganan y tengan la seguridad de que nos la venimos a ganar”; y dejó claro que la corrupción está prohibida al precisar “Llegamos para servir no para servirnos. Por primera vez en la historia tenemos la oportunidad de hacer un gran cambio en el municipio y no la vamos a desaprovechar”.
Recordó a un gigante de la izquierda mexicana como el Ingeniero Heberto Castillo Martínez y con ese faro, sentenció que tendrá un gobierno de puertas abiertas donde se atenderá a toda la población sin distinción y que trabajará al lado de la gente y con la gente porque será una Presidenta de territorio y no de escritorio. Otro momento que generó entusiasmo fue cuando dijo “con toda humildad, pero con mucha seguridad: aquí hay proyecto, muchas ganas de trabajar y experiencia probada”. Porque efectivamente, es el perfil más sólido que ha llegado a la presidencia municipal, basta recordar que es la única Senadora de la República que sale de La Paz y que fue dirigente estatal de morena en el Estado de México, siendo vital en el triunfo de la Batalla Maestra.
En personal, con elementos objetivos, auguro un gobierno distinto que sabrá honrar la legitimidad otorgada en las urnas y que cambiará el paradigma de lo público en La Paz, comenzando desde los discursos políticos, que reitero, han comenzado con tres elementos esenciales claridad, precisión y, lo más importante de todo, alma.