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Por René Cervera Galán

Se considera que la democracia se sustenta en la posibilidad de poder elegir el gobierno a través de las urnas, pero si en la boleta electoral no se encuentran ofertas sinceras y con posibilidad de ejercitar programas de gobierno, votes por quien votes queda la sensación de un vacío.

Se menciona mucho que vivimos una partidocracia y lo más lamentable es que los partidos políticos están más ligados a los poderes de facto que a la construcción popular.

En el entendimiento democrático los partidos políticos son  una parte de la sociedad que se organiza en coincidencia con principios de convivencia ética, que los conduce a un diagnóstico sobre los problemas políticos y la oferta de soluciones.

Entre las razones que les dan vida a los partidos políticos es la de generar el debate de manera civilizada y obtener presencia de gobierno en función de su elocuencia. Lo cual obliga a tener una filosofía que exponer.

No falta quienes afirman que los partidos políticos fragmentan a los pueblos cuando en realidad la sociedad se divide en función de sus intereses y los partidos representan sus sentimientos políticos, pero el pragmatismo que cada día es mayor los hace ajenos a la comprensión ciudadana.

La misión de un partido es politizar precisamente, impulsar conciencia sobre los problemas sociales y ofrecer soluciones en consecuencia. Con el tiempo los partidos políticos se han alejado de sus convicciones originales, la visión izquierda – derecha, parece desvanecerse. Sin embargo, hoy más que ayer es necesario definir si estamos de acuerdo en convivir dentro de un espacio en donde un diminuto sector ponga las condiciones y la inmensa mayoría transitemos sin ser considerados, o la dignidad nos grita que nuestros pensamientos deben estar presentes, independientemente de que haya quienes los consideren equivocados, en el entendimiento de que el debate nos hace crecer intelectualmente.

Es importante tener claro que tan pueblo son los que votaron por el partido que ganó el gobierno, como lo son los que lo hicieron por la oposición o los que no acudieron a las urnas, así que el gobierno del pueblo para el pueblo debe tener presente al conjunto social, si bien tiene derecho a realizar el programa de gobierno que oferto en campaña, esto no debe significar ignorar a quienes no están de acuerdo y mucho menos reprimirlos.

La democracia es una convivencia en donde hasta dar los buenos días coopera para vivir mejor, porque es un saludo entre iguales, incluso desear salud después de un estornudo significa involucrarse en el afán de una buena vida para el próximo.

En México los partidos políticos tienen como tronco común el PRI, en las elecciones de 2021 de 10 partidos ubicados en la boleta 9 tenían cimientos en ese partido y el PAN que no tenía el mismo origen estaba en coalición con ellos, esto no tiene que ser precisamente malo, pero detrás de esto hay una escuela con caudillismo acendrado, un afán de control asistencialista y corporativo que nos confunde al no ser transparente en qué medida son políticas de gobierno y en qué medida son una extensión de la estrategia electoral.

Si tuviéramos la curiosidad de revisar quienes son los protagonistas políticos, encontraremos que hay una repetición constante de los mismos personajes y sus familiares junto a los más allegados de los principales, y sin la oportunidad cierta de renovar cuadros, se apaga la ilusión de acceder a estadios que den lugar a disminuir cada dia las injusticias sociales.

La propuesta de nuevas leyes electorales debería impulsar el surgimiento de nuevas esperanzas, facilitar la participación de entidades que participen con frescura y novedades en la construcción social, en la actualidad los requisitos para estar en la boleta electoral son tan altas que los protagonistas actuales lo toman más como rentabilidad económica que como ganancia social, porque hay que invertir mucho en reuniones muchas veces ficticias. Tengamos en cuenta que las asignaciones a los partidos lo define el número de ciudadanos que están en el padrón electoral, no la cantidad de partidos.

Es necesario poner al centro reflexiones que detonen la participación ciudadana, cuestionar el presente sin descalificar anticipadamente lo que estamos viviendo, pero tomar en cuenta que hay otras experiencias, hacer analogías con otros sistemas económicos y políticos y tener el compromiso de enriquecer sinceramente el contenido de la boleta electoral.

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica recega@yahoo.com En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.