Por Santiago López Acosta
@LpezSantiago
Este martes 8 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones de medio término, en relación con el ciclo presidencial en los EE. UU., donde estarán en juego la totalidad de la Cámara de Representantes (435, todos elegidos por mayoría relativa en distritos uninominales), equivalente a nuestra Cámara de Diputados y un tercio del Senado (integrado por 100, a razón de 2 por cada estado de la unión y la presidencia a cargo del Vicepresidente de los EE. UU.) esto es 35 senadores, además de 36 gubernaturas.
Se están cumpliendo los vaticinios de hace meses, de que los republicanos tendrían mayoría en la Cámara de Representantes y con posibilidades también en la de Senadores, que les daría el control del Congreso, según las últimas proyecciones del medio estadounidense Five Thirty Eight.
Ha sido muy frecuente que en las elecciones intermedias el partido en el gobierno pierda escaños, derivado del desgaste del ejercicio del poder y en esta ocasión todo indica que no será la excepción, donde la desaprobación de la gestión del presidente Joe Biden es superior al 50%, que se reflejara en las urnas, con todo y que los demócratas se pueden ver favorecidos con la decisión del Tribunal Supremo sobre el aborto y la localización de documentos clasificados en la residencia de Donald Trump en Florida el verano pasado. Sin embargo, las últimas semanas los temas se han centrado en la inflación y la economía, que por supuesto no les favorecen a los demócratas en el gobierno; en menor proporción los relacionados con la democracia, la migración y el aborto.
La lucha por los votos sigue abierta, con una intención muy ajustada entre ambos partidos y un 10% de indecisos, según las ultimas encuestas del Pew Research Center. Según este Centro, la tendencia de un voto demócrata en las ciudades, y republicano en las zonas rurales se mantendrá en 2022, por lo que el voto en las poblaciones intermedias puede ser determinante. Coincide con la estimación del Five Thirty Eight de que la Cámara de Representantes se resolverá en poco más de una decena de distritos, ubicados en zonas suburbanas.
Según las encuestas, los republicanos tienen 199 representantes asegurados y 21 probables, mientras que los demócratas, 165 seguros y 39 probables, sin que haya ganadores claros en 11 distritos. Además de estos, mas de 30 escaños podrían cambiar de color político, 23 distritos podrían pasar de manos demócratas a republicanas, y 13 hacerlo en sentido contrario, repartidos en todo el país.
El partido demócrata también se ve afectado por la decisión de 30 congresistas de ese partido de no presentarse a la reelección, y con nuevos candidatos sus posibilidades de refrendar esos distritos disminuyen sensiblemente.
Respecto del Senado, con 50 integrantes republicanos, 48 demócratas y 2 independientes que eran y votan, generalmente con estos últimos, obligan a que la vicepresidenta Kamala Harris marque la diferencia en algunas votaciones y se haya generado una frágil mayoría.
En el evento nacional del Comité Demócrata en septiembre pasado, el presidente Biden pedía “denme dos senadores demócratas más” que, aunque no serían suficientes para imponer toda su agenda, considera que con 52 de los 100 senadores podría tener una mayoría sin bloqueos. Sin embargo, las encuestas le dan dos menos desde mediados de octubre.
En las proyecciones para el Senado, los demócratas tendrían 8 seguros y 4 probables, por 16 asegurados y 4 con posibilidades para los republicanos. Estos mantendrían 20 de los 21 escaños que ahora tienen, y los demócratas perderían dos de los 14 que actualmente ocupan. Son tres escaños en juego, que no tienen ganadores claros, llamados a decidir esta elección, en Nevada, Georgia y Pensilvania.
De las 36 gubernaturas, 20 están en poder de los republicanos (Alabama, Alaska, Arizona, Arkansas, Florida, Georgia, Idaho, Iowa, Maryland, Massachusetts, Nebraska, Nuevo Hampshire, Ohio, Carolina del Sur, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas, Vermont y Wyoming) y 16 con los demócratas (California, Colorado, Connecticut, Hawái, Illinois, Kansas, Maine, Michigan, Minnesota, Nevada, Nuevo México, Nueva York, Oregón, Pensilvania, Rhode Island y Wisconsin).
De este cúmulo de elecciones la atención se concentrará en seis estados que se consideran clave para el resultado en su conjunto, tanto para el Congreso como para las gubernaturas, que son Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania, Wisconsin (los cuales fueron arrebatados por Biden en las elecciones de 2020) y Nevada.
En este mundo globalizado lo que suceda en cualquier parte impacta, en mayor o menor medida en el resto del orbe, con mayor razón cuando se trata de nuestro vecino, el país económicamente mas poderoso hasta ahora, además de ser nuestro principal socio comercial, con el que realizamos alrededor del 80% de nuestras transacciones, donde viven millones de connacionales mexicanos, cuyas remesas se han incrementado considerablemente los últimos años, por la pandemia y el estancamiento local, las cuales han mantenido a flote la economía nacional; por lo que debemos estar atentos a los resultados de sus elecciones este 8 de noviembre.
Tampoco perdamos de vista que lo que ocurra en las mismas, marcará el arranque de las elecciones presidenciales de ese país de 2024, donde además se volverá a renovar la Cámara de Representantes, otro tercio del Senado y algunas gubernaturas más; y la coincidencia con las elecciones generales que tendremos en México el mismo año, la correlación entre ambas podría ser más intensa que en otras ocasiones.