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Por Mauricio Balderas Villicaña

@MauBalderasV

 

El pasado 31 de octubre arrancó en Glasgow (Escocia), la vigésima sexta Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26), y el día de hoy se estará dando por terminada.

Asistieron al encuentro: jefes y jefas de Estado, de Gobierno, como también primeros ministros, quienes tuvieron la oportunidad de expresar cada una de sus posturas para dar solución sobre aquellas acciones que no fueron bien vistas y así poder afrontar el calentamiento global. El tema es extremadamente crucial para las próximas generaciones.

El cambio climático se está intensificando y ya está afectando todas las regiones de nuestro planeta, de acuerdo con el último informe de agosto del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, IPCC.

China representó el 30.7% de las emisiones globales en 2020, mientras que EE. UU, la Unión Europea y la India, constituyeron respectivamente el 13.8%, 7.9% y el 7.1%.

Lo que cuenta es la voz colectiva de aquellos que necesitan medidas urgentes para combatir el cambio climático. Si un país no está representado, sus puntos de vista no son tomados en cuenta.

Parafraseando al activista estadounidense de la Iglesia bautista, Martin Luther King: A veces uno puede llegar demasiado tarde a las citas con la historia. Y eso es lo que obliga a la política a responder con una urgencia crítica.

Sin duda, los países más vulnerables sufren las mayores afectaciones de esta crisis climática que se ve reflejada en tormentas tropicales, huracanes, inundaciones e incendios forestales. Por este motivo, las conversaciones en Glasgow servirán para probar si de hecho es posible o no, la cooperación a nivel global para enfrentar una crisis que no reconoce fronteras nacionales.

La COP26 es también una prueba para la nueva relación diplomática, post-Brexit, entre la Unión Europea y Londres. En este orden de ideas, la Unión debe hacer todo lo posible para evitar divisiones en sus propias filas.

Las metas de la cumbre están enfocadas en que los países coadyuven unos a otros, a fin de frenar sus emisiones y que en verdad se comprometan a brindar apoyo económico a las naciones de menores ingresos para atender los impactos y pulir algunas de las reglas establecidas por el Acuerdo de París.

Nunca olvidemos que para que existan buenos consensos, es imprescindible que exista voluntad política y liderazgo para llegar a la solución de esos puntos conflictivos clave, y las naciones deben aprovechar esos momentos políticos.

Termino haciéndoles una pregunta a mis lectores: ¿Cómo creen que sea el éxito obtenido?

Independientemente de lo que suceda en la cumbre, la lucha contra el cambio climático será determinada por la rapidez con que la economía global sea capaz de apartarse de los combustibles fósiles. El futuro nos alcanzó, no necesitamos más promesas rotas, requerimos acciones contundentes acordes a los tiempos que se viven en el concierto de las naciones.

Mauricio Balderas

Licenciado en Derecho por la Universidad Vasco de Quiroga (UVAQ), Cuenta con tres diplomados uno en Marketing Político e Imagen Pública y el otro en Diseño y Operación de Campañas por la Universidad Nova Spania y el último es en Políticas democráticas para una nueva seguridad ciudadana por la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México. Además es Pdte. de la Asociación para el Fortalecimiento del Campo Michoacano en materia de Seguridad y Desarrollo en México. (AFOCAMEX). Actualmente es columnista de la revista Lideres Generando Lideres.