Por Santiago López Acosta
El pasado 10 de diciembre celebramos el Dia Internacional de los Derechos Humanos, pues ese día, de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), documento histórico que proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Apenas habían transcurrido 3 años de la conclusión de la segunda guerra mundial, el acontecimiento más trágico y traumático para la humanidad en toda la historia, donde no hubo el menor respeto a la persona humana y los crímenes de odio, racismo, discriminación e intentos de exterminio se generalizaron en proporciones nunca vistas.
El llamado de la ONU a través de la DUDH fue un nunca más otro holocausto ni ningún intento que permita la violación generalizada de los elementales derechos que tenemos todas las personas, y es el punto de partida para su desarrollo y protección más amplia, a través de declaraciones constitucionales en cada país, tratados internacionales y la creación de instituciones, nacionales y supra estatales, para su promoción, difusión y salvaguarda.
La DUDH es el documento más traducido del mundo, disponible en más de 500 idiomas, y es reconocido por su valor intrínseco por parte de los Estados y de la sociedad en general.
El artículo 1 de la DUDH nos dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, recalcando que todos y todas somos libres e iguales desde el nacimiento y a lo largo de nuestra vida, y eso debe ser garantizado. A propósito del tema para este año, relacionado con la igualdad. Los principios de igualdad y no discriminación son la esencia de los derechos humanos, y esta alineada con la Agenda 2030 y el enfoque de la ONU que incluye abordar y encontrar soluciones para erradicar formas arraigadas de discriminación que han afectado a las personas más vulnerables de nuestras sociedades.
Igualdad, inclusión y no discriminación están en el centro del discurso, las políticas públicas y legislativas de este año, protegiendo a los grupos más vulnerables, como niños, mujeres, pueblos indígenas, personas LGBTI+, migrantes, personas con capacidades diferentes, etc.
73 años después de proclamada la DUDH se han tenido avances muy importantes en la promoción y respeto de los derechos humanos, sin embargo, la agenda pendiente sigue siendo muy amplia y compleja. A propósito del tema de este año, la tan anhelada igualdad, recientemente se publicó el último reporte sobre la desigualdad mundial, el cual nos ofrece datos muy desalentadores, como, por ejemplo, el 10% de la población con mayores recursos concentra el 52% de las rentas y el 76% de la riqueza del mundo, mientras que el 50% de los más desfavorecidos solo alcanzan el 8% de los ingresos y el 2% del patrimonio del planeta. Los datos que arroja para nuestro país este reporte son todavía más patéticos, en términos de desigualdad: el 10% de los de más ricos obtienen 31 veces más recursos que el 50% de las más pobres; pero si la comparación se hace con el 1% de los más poderosos económicamente con lo más pobres, la diferencia es de 141.53 veces. Terrible y tristemente abismal el contraste.
La conceptualización democrática es de las más amplias y complejas que puede haber, podríamos llenar bibliotecas completas tratando de desentrañar sus diferentes vertientes y orientaciones, sin embargo, existe consenso generalizado de que el contenido esencial y sustantivo de la democracia es la búsqueda de la igualdad. Las sociedades más democráticas son aquellas que logran mayores niveles y estándares de igualdad, en todos los sentidos de la vida comunitaria, social, política, económica, cultural, etc.
Todo gobierno o régimen de cualquier signo ideológico, político o de cualquier otra naturaleza que no logre mejores estándares de igualdad de su sociedad, puede ser irrelevante cualquier otro pretendido logro o resultado; por lo menos reducir los porcentajes de las enormes desigualdades que privan en la mayor parte de nuestras sociedades, en las naciones más desfavorecidas como la de México.
La Agenda 2030 de la ONU marca un mandato en la ruta de la igualdad “Reconstruir mejor, más justo y más verde”, con los objetivos siguientes: basar la economía en los derechos humanos para romper ciclos de pobreza; servir de base a un nuevo contrato social, con más derechos sociales y culturales; igualdad de oportunidades para los jóvenes; acabar con la injusticia de las vacunas; y justicia climática y derecho a un medio ambiente saludable.
La mejor manera de conmemorar la DUDH es practicar cotidianamente el respeto de los derechos humanos de todas las personas, actuando y haciendo lo poco o mucho que podamos realizar en nuestras relaciones cercanas e inmediatas, que nos hagan sentir y vivir entre iguales, independientemente de nuestras múltiples diferencias.