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Bibi López Contreras

 

 

En un café de los años cincuenta, Pepe de 10 años miraba a través de la vitrina deseando poder comer uno de esos auténticos y glaseados roles que tanta fama le habían dado a aquél lugar. Eran las 2 de la tarde y no había desayunado. Había querido comerse una de las gelatinas que vendía, pero no lo hizo. Sólo había vendido 3 de las 15 que se le habían encomendado. Odiaba a Doña Meche. Era quien le daba las gelatinas. Odiaba cómo olía, como a perro muerto, pero más odiaba cuando le daba zapes por no vender todas las gelatinas. Todos los días, a las 8 de la mañana, le entregaba a Pepe 5 de cada sabor: vino, grosella y de leche. Se había inventado un cantar cuando las vendía: “gelatinas, de vino, grosella y leche, callitos de Doña Meche”, gritaba por las calles. Se reía. Le duraba la felicidad hasta que llegaba el zape. Odiosa mujer.

Mientras se saboreaba aquél pan en su mente, una voz le interrumpió. “Deberías entrar y comerte uno”, le dijo un anciano que de repente estaba a su lado. “No tengo dinero”, le contestó Pepe. “Revisa tu bolsillo”, le reviró. Metió la mano a la bolsa de su ralo pantalón. Sacó una moneda de 5 centavos. Sus ojos se hicieron tan grandes y su felicidad era incontenible que no dudó en darle las gracias al anciano. “De nada niño”, le respondió. Pepe entró al café. Pidió un rol glaseado por favor. Y en cuanto sus labios tocaron aquel pedazo de pan, todo era posible para Pepe. Una cama decente, una familia amorosa, un padre vivo, una escuela a donde ir, nuevos pantalones y nuevos zapatos, incluso un desayuno diario que incluía un rol glaseado.

A dos cuadras de aquel café, un anciano caminaba a paso lento, con bastón en mano y una sonrisa en el rostro, mientras recordaba la primera vez que comió un pan decente. Unos 10 años habría tenido.

Bibi López

Veracruzana. 26 años. Egresada de la carrera de Derecho por la Universidad de Xalapa. Durante 7 años, he dedicado mi tiempo a la Administración Pública. Mis mayores aprendizajes se han adquirido en la esfera política, mientras que mis grandes pasiones se desarrollan en las letras.