Por Sergio Román Alva Lozano
PRELUDIO.
Nuevamente hubo dificultad para llegar a la Sala de conciertos Tlaqná, sólo que ahora se debió a la lluvia que se presentó en varias partes de esta ciudad de Xalapa ocasionándose la falla de suministro eléctrico y que por consiguiente provocó la inoperabilidad de semáforos y esto a su vez desquició el tráfico vehicular. De hecho, hubo quien me comentó que su traslado lo realizó en un tiempo doble al usual, bastante similar a mi caso.
Esta vez, no se dio aviso de retrasar el inicio del concierto, aunque empezó unos 10 minutos después de la hora programada. La Sala ya se encontraba casi llena, habiéndose agotado las localidades un día antes, pues el programa es muy atractivo, el solista es muy gustado y bien conocido por su prestigio internacional, y porque nuestra Orquesta Sinfónica con su Director Titular, cada día se desempeña mejor.
PRIMERA PARTE.
Concierto Para Piano No. 19 K 459 de Wolgang Amadeus Mozart.
Solista Jorge Federico Osorio.
- Primer Movimiento. Allegro.
Abre la Orquesta con una introducción al Tempo marcado en la partitura. El Conductor con su gran prestancia establece el marco musical de la obra. La apertura es breve y da paso a los primeros compases del Concierto y el solista Jorge Federico Osorio con aplomo hace surgir las notas que llevan el sello estilístico característico del Joven Mozart. Escuchamos un tema por demás atractivo y muy agradable al oído, ejecutado con maestría y precisión que permiten degustar más el sentimiento impregnado no solo por el autor, sino también por el solista, el Director y toda la Orquesta.
- Segundo Movimiento. Allegretto.
Este movimiento, aún más breve, igualmente empieza con una introducción orquestal que nos dice que se abordará una temática romántica. Así es justamente, el piano nos regala dulces notas que nos transportan a los paisajes que nos muestran las pinturas de la época en las que frecuentemente se observan bellos jardines o parajes donde los paseantes lucen elegantes y muy propios ataviados con coloridos ropajes y reflejando alegría mesurada en sus rostros. Piano y orquesta dialogan constantemente alternando con el teclado cuerdas o maderas, siempre en ese ambiente amoroso y romántico.
III, Allegro Assai.
Esta vez entra primero el piano y le sigue la orquesta como un eco repitiendo el tema inicial, después de lo cual se cambia a una parte que pareciera el inicio de este movimiento en un esquema en el que la orquesta toca el tema principal y posteriormente el piano. Se escucha luego al piano que arrebata el protagonismo y aborda el Tempo señalado. Magnífico! Es ahora que se da pie al lucimiento del solista, apareciendo resplandeciente el Maestro Osorio mostrándonos su gran talento, experiencia y tino acentuando la belleza del movimiento que nos mueve al vertiginoso torrente de notas que parece rodearnos y envolvernos por completo. Es así como saltan nuestras emociones en deseado júbilo, justo entonces para terminar el concierto en ese elevado estado.
El estruendoso aplauso no se hace esperar. el público por entero agradece con gran cariño el magnífico regalo musical recibido, y se brinda en ovaciones de reconocimiento al afamado pianista quien en reciprocidad nos anuncia un encore igualmente de Mozart, un Adagio. El Maestro ha cautivado a todos los presentes y nos interpreta con profunda inspiración la pies anunciada, la cual es nuevamente muy aplaudida, pero ya no regresa seguramente considerando que la obra siguiente es larga.
INTERMEDIO.
Entrega de Reconocimiento.
SEGUNDA PARTE.
Concierto Para Piano No. 19 K 459 de Wolgang Amadeus Mozart.
Solista Jorge Federico Osorio.
- Primer Movimiento. Allegro.
- Trauermarsch.
Las primeras notas que se escuchan corresponden a una estupenda fanfarria que imponentemente surge de una trompeta, impresionante!, sólo equiparable con algún tema wagneriano, pero con su propia inspiración que de entrada nos cimbran de pies a cabeza, poniéndonos la piel “chinita”. De inmediato sigue la orquesta desarrollando el tema introductorio que a manera de “Leitmoviv” se repite como una y otra vez para enfatiza el carácter doloroso (Trauer) de esta marcha superlativa. El Director conduce a la orquesta al soberbio y profundo mundo musical con sus diversos movimientos que inyectan el modus mahleriano cual si fuera un mago blanco realizando sus sortilegios de amor a la bella música. Mahler nos extiende el maravilloso tema solemne acorde a la estructura con que construyó este impactante momento finalizándolo con el tema inicial de la fanfarria, pero ahora como alejándose y preparando el siguiente tramo de la travesía.
- Stürmisch bewegt.
Este “tormentoso movido”, “con más peso” justamente así inicia, con las profundas notas de entrada que emergen de la sección de Contrabajos. Sigue la orquesta en el mismo tenor aderezada de pasajes sumamente románticos que hacen vibrar hasta el átomo más pequeño de nuestro cuerpo material además de nuestro cuerpo astral que igualmente se estremece. Deseamos prolongar este emotivo estatus, por lo que el autor, adivinándolo, lo matiza contrastándolo con variaciones igualmente románticas con otra cadenza. Así transcurre este suigéneris segundo submovimiento terminando en puntos suspensivos.
- Segundo movimiento.
- Scherzo: Kräfting, nicht zu scnell.
Abren esta vez en turno Los tornos con su singular sonido que nos transporta en el tiempo. La orquesta participa como en toda esta obra con la participación total de sus secciones ya enmarcando a una de sus secciones o a algún instrumento en particular. Entra una muy breve participación genial de pichicatos que le dan mayor contraste y que en cierta forma abre un diálogo con el propio corno, la sonora trompeta y la preciosa flauta. Siguen sin parar las cuerdas en sus diferentes secciones, se repiten los temas y terminan toda esta parte sublimemente.
III. Movimiento.
- Adagietto.
Es la cumbre de esta sinfonía, nada se ha escrito y nada se escribirá tan maravillosamente romántica. Este tema melódico nos conduce a una profunda reflexión de las maravillas que nos rodean, la celestial creación surgida de la divina vibración que desde el primer momento nos regaló, El Amor!, ese amor que se manifiesta en nuestro yo profundo, que es el que ahora escucha al unísono con tan bella e intensa música. Siente uno que se hincha y se estremece indescriptiblemente abriendo nuestros canales de comunicación con la Divinidad! Se repite la maravillosa escena, el arpa nos lleva junto con los mismos ángles a la dimensión excelsa que Mahler nos muestra. Asoman lágrimas de nuestros ojos para terminar esta parte, dejándonos reposar, admirar y sentir toda esta gama de emociones intensas.
- Rondo. Finale.
Con un anuncio del Corno nos da aviso de la próxima finalización de la magistral obra. Y justamento, todo lo que empieza bien termina bien o mejor. Así es en este caso. El carácter jubiloso de este Rondo nos provoca la alegría de estar escuchando a Mahler en toda su magnitud. Conscientes de lo anterior, simplemente nos dejamos llevar por el caudaloso río de música que nos lleva a recorrer apresuradamente por una serie de paisajes boscosos que decoran bellamente valles y montes llenos de verdor. Avisoramos estando en el clímax el maravilloso final que se da simplemente de manera ¡indescriptible!
Todos reventamos en aplausos de emoción contenida, el público de pies grita ¡Bravo! Ha sido un Concierto Fenomenal digno regalo por su 93 aniversario de vida! ¡Felicidades!
Conclusiones.
Veo maravillado a todo mundo sonriente en el escenario y en el público sin excepción. Incluso ya saliendo del edificio de la sala felicitamos mi esposa, mi nieto y yo al Maestro Juan Manuel Jiménez por su entregada participación y estando acompañado de varios maestros de la sección de segundos violines nos preguntaron muy emocionados ¿les gustó? Contestándoles a duo, fue maravilloso, felicidades a todos!
No faltemos al próximo concierto, será dedicado a la celebración de la ya 27 FILU ahora dedicada a nuestra ¡Hermana República de Chile!