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Por Salvador López Santiago

@sls1103

“El lugar que amamos, ese es nuestro hogar; un hogar que nuestros pies pueden abandonar pero no nuestros corazones”. —Oliver Wendell Holmes.

El 2 de marzo de 2023 celebramos el 199 aniversario del Estado de México y eso es una excusa inmejorable para expresar el orgullo de ser mexiquenses (como si hicieran falta). Hace un año escribí por este mismo motivo y, seguramente, en los años siguientes seguiré publicando al respecto. En 2022 destacaba la riqueza histórica, arquitectónica, cultural, gastronómica y otras enormes virtudes que podemos encontrar en los 125 municipios de nuestra entidad, ahora voy a intentar describir lo que para mí es ser mexiquense.

Para hacerlo, comienzo de lo general a lo particular. Las y los mexiquenses compartimos una identidad sustentada en distintas circunstancias derivadas de nuestra ubicación geográfica, historia y tradiciones. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el orgullo de ser mexiquense tiene la misma intensidad y autenticidad en Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Cuautitlán Izcalli o Metepec; en Valle de Bravo, Ixtapan de la Sal, El Oro, Tenancingo o Toluca de Lerdo; en Texcoco, Chimalhuacán, Neza, San Vicente, Chalco o Los Reyes la Paz. Los casi 17 millones de mexiquenses coincidimos en muchas circunstancias, pero al mismo tiempo, a lo largo de sus 22 mil 351.8 kilómetros cuadrados existen tantos #EdoMéx como personas den testimonio de lo que representa e implica radicar en la tierra de Sor Juana Inés De la Cruz y gran poeta Nezahualcóyotl.

Así como somos muchos México, somos muchos Estados de México. Curiosamente, entendemos mejor la dimensión de nuestra tierra y nos identificamos más con nuestra entidad cuando comenzamos a conocer otros lugares. No soy ingenuo ni hago caso omiso de las problemáticas que tenemos como la movilidad, la inseguridad, la insuficiencia de instituciones educativas de calidad y la infraestructura, por mencionar algunos de los más evidentes. Sin embargo, desde mi experiencia considero que ese contexto adverso es el que saca lo mejor de cada uno de nosotros.

Somos como la trucha: estamos acostumbrados a ir en contra de la corriente. En los Reyes la Paz muchos de nosotros elegimos estudiar en las mejores escuelas públicas, trabajar en espacios de alta demanda y competir con quien sea en cualquier área, la mayoría de las veces, después de un trayecto de dos horas o más. No es fácil navegar esas turbulencias y por eso no son pocos los casos de quienes se van a la primera oportunidad, hasta cierto punto los entiendo, pero en definitiva no coincido. En honor a la verdad, en un par de ocasiones he tenido la oportunidad de emigrar en mejores condiciones, pero en ambos casos la respuesta fue un contundente “no”. No sabemos, no podemos, ni queremos aprender a rendirnos.

En el Estado de México está mi hogar y varios de mis mejores recuerdos. No descarto ni demérito la posibilidad de vivir en otro lado, pero aquí he radicado siempre, aquí me gusta estar y aquí quiero construir mi futuro. En el cumpleaños 199 del gran #EdoMéx, reitero mi compromiso de ser un digno embajador del Estado de México, porque en mi concepción, somos más los mexiquenses con principios, valentía, solidaridad y empatía. Mexiquense que se respeta, sabe honrar su palabra y ser un buen amigo.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.