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Por René Cervera Galán

Soy una persona a la que le preocupa más el elitismo que el populismo, me encuentro entre quienes consideran que la desigualdad económica y social deben ser el tema central.

Se habla mucho de los populismos y se dice que son tanto de derecha como de izquierda. Hay quienes dicen que el concepto izquierda y derecha ya no tiene cabida, pero la defensa de los privilegios que identifica a la derecha y los que se oponen a lo mismo que dio lugar a la izquierda sigue vigente. Lo que sí está presente es la confusión, porque de pronto las banderas de la izquierda se hicieron más sociales que económicas y encontraron consenso entre liberales y conservadores.

En 1979 estando en Europa escuché mencionar una versión política que se llamaba la izquierda americana y consistía en atacar el racismo, la xenofobia, el machismo, la homofobia y poner mayor atención al problema climático, como si la desigualdad social y la pobreza ya no fueran tema por tratar.

Estoy a favor de una convivencia cultural entre diversas nacionalidades, lo escribo y lo digo convencido de que no hay una nación o un grupo étnico superior a otro y los relevos hegemónicos en el mundo así lo demuestran, entiendo que no hay democracia sin la participación en igualdad de circunstancias de cualquier género y afirmo que si no tomamos medidas para salvar el planeta lo demás pierde sentido porque no tendremos casa.

El efecto de estas medidas se ejemplifica en que ahora no hay placas en restaurantes y bares que digan “Nos reservamos el derecho de admisión”, gracias a esto no pueden prohibirnos el paso por ser morenos, mal vestidos, con determinado gusto sexual, por cuestión de género, pero lo que nos prohíbe el paso son los precios.

Y es aquí en donde vienen las confusiones, Donald Trump mencionó que los salarios mexicanos eran desleales a la competencia y demandó un aumento sustancial de los mismos para el tratado de comercio con el pacifico, y se dieron las condiciones para que el actual presidente haya efectivamente dado aumentos importantes en el salario mínimo.

Irónico pero entendible el sector más conservador la extrema derecha hizo más por los trabajadores que la izquierda.

El populismo suele estar presente en nuestra historia y la demagogia le hace compañía, el clientelismo electoral, el freno a las huelgas y las expropiaciones que el neoliberalismo impuso dieron lugar a buscar otras coyunturas más y el apoyo a los grupos vulnerables es uno de ellos.

Mujeres, niños y niñas, homosexuales, adultos mayores, discapacitados, pueblos originarios se hicieron destinatarios de políticas públicas.

Las madres reciben apoyo por tener hijos sin tener pareja que se haga responsable, se dice que es para protección de sus hijos o hijas, aunque si lo vemos bien a quien protegemos es al garañón pasándole la cuenta a la manada.

El aborto es un derecho si quien va a procrear no tiene voluntad de hacerlo, hay que respetarla, dejando en claro que el bien que se protege nos el cuerpo sino la voluntad, pero igualmente a quien se le quita la responsabilidad es al hombre que la fertilizó.

El populismo se manifiesta cuando hay mayor tendencia a dar becas que a garantizar trabajo.

Se dice que la cultura de un pueblo se demuestra por el trato que se le da a los niños y a los viejos, yo diría que a la discapacidad también en la inteligencia de que la tecnología actual permite empleos sin necesidad de una integridad física.

La diferencia entre ser un gobierno populista y un gobierno solidario está en la universalidad, si los derechos se obtienen automáticamente por nacer no importa el color de la piel, ni el género, ni el gusto sexual, ni la condición física, entramos a un espacio democrático.

La razón de fondo para toda discriminación es económica, es un pretexto para justificar el subdesarrollo y los bajos sueldos.

La equidad social es la mejor medida para evitar el efecto discriminativo porque en donde hay acceso a los bienes materiales universalmente se va creando una solidaridad que produce mayor espiritualidad dejando en claro que algo de mí es para los demás y algo de los demás es para mí.

Señalando que a igual productividad debe haber igual salario, que a la infancia se le protege por su vulnerabilidad nata, y no por el estado civil de la madre, que a quien busca trabajo hay que apoyarlo porque busca trabajo y no porque no trabaja.

Se dice que el populismo es pan para hoy hambre para mañana, para muchos sin pan hoy no hay mañana, por lo que insisto, el problema es de productividad y distribución solidaria de la riqueza.

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica recega@yahoo.com En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.