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Por René Cervera Galán

La avaricia, el egoísmo, la ignorancia, la demagogia y el engaño son actitudes que se reflejan materialmente en las clases sociales, la bolsa de valores, los partidos políticos y entidades de la sociedad.

Aunque se dice que son los hechos y no las palabras las que definen, sin un discurso que oriente el comportamiento social, lo que prevalece es el desconcierto y los hechos se convierten en palos de ciego.

Si en el discurso de lo que entendemos como salud política no hay políticas que promuevan la solidaridad, la colaboración, el conocimiento, el debate y la honestidad, poco efecto tiene el ataque a la burguesía, al capitalismo, a los dictadores, a los partidos políticos y a las personas físicas sin espiritualidad social.

Esto implica la concientización de valores éticos, que dan lugar a políticas públicas, que se estructuran en analogías realistas, observación profunda, investigación disciplinada e intuición, que concretan un diagnóstico atinado y propuestas que pretender dar solución a la convivencia.

Actualmente las calles están llenas de fotos que ofrecen juventud, ser la ruta, ser el bueno y ser de izquierda sin una definición que oriente al respecto.

El sentido de la democracia es que la ciudadanía tenga suficientes elementos de juicio para entender las consecuencias de su voto y el ambiente político no se presta para esto.

La búsqueda de personajes que automáticamente den más votos da lugar a la frivolidad, a ganar a como dé lugar, postulando candidaturas por su género, su experiencia deportiva, su atracción de taquilla, su físico, dejando de lado la capacidad y eficiencia.

Las condiciones que exigen las consejeras y consejeros del INE rebasan sus facultades, se anteponen a la autonomía de quienes conforman los partidos políticos y por encima de los deseos de las y los electores al imponer el número de mujeres y de hombres que se deben candidatear, así que perdonen la redundancia, pero hay que iniciar por los principios de los actores políticos.

La democracia nos hace actores en la construcción de nuestra historia, entiende que la ciudadanía es mayor de edad y la hace responsable de su voto.

Es necesario abrir espacios para hacer ver las desventajas históricas que tienen sectores sociales, que en el caso de la mujer son mayoría, pero la elocuencia es el instrumento de la democracia y no la imposición de cuotas forzadas.

Sinceramente en donde manda el capital no gobiernan las y los electores, por lo mismo parte del compromiso democrático es trasladar de donde hay excesos hacia donde hay carencias, porque un modelo democrático es el que da acceso universal a los bienes materiales y también de carácter espiritual. El sol es democrático porque sale para todos y todas y un precio es democrático cuando está al alcance de todas y todos, así que la equidad social es parte integral de la lucha democrática.

Pensar que los problemas de los sectores rezagados se solucionan dando cargos de elección popular por cuestión de etnia, género o preferencia sexual, es promover parcialmente personalidades y grupos que se mueven en el ambiente político sin que precisamente representen el interés general de la población.

Las y los diputados son la puerta de las políticas públicas de sus propuestas dependen el grado de bienestar social que alcancemos.

Quienes legislan deben tener una idea general y volviendo al inicio de este artículo, una concepción de lo que entienden por justicia de manera integral.

La política es una propuesta de vida colectiva, quienes buscan ser protagonistas en la construcción social deben tener sensibilidad, conocimientos y responsabilidad en sus ofertas.

La democracia inicia en el reconocimiento de los derechos de la militancia a escoger quienes actuarán en nombre de su partido político, hacer encuestas se presta a la demagogia e impide exponer sus convicciones, se dice que el pueblo manda, pero el pueblo es quien vota por la oposición, igual que quien vota por el partido oficial y los que no votan.

El debate de ideas es necesario, los partidos políticos son entidades que deben generar inquietud, conocimientos, participación, imaginación y la responsabilidad de postular a sus afiliados más intelectuales y sensibles a la justicia social.

El INE debe exigir que los procesos electorales, incluso los que sean para elegir precandidaturas, tengan al centro los principios en cuestión, el diagnóstico y la plataforma que obligue a la reflexión y se preste a seleccionar las candidaturas idóneas en el marco de convicciones políticas.

 

René Cervera Galán

Compositor y autor del libro Entre el puño y la rosa (visión de La Socialdemocracia), así como de In memorian Olof Palme, La democracia es una fiesta y Antojos literarios. Ex representante del Partido Humanista en el IECM y conductor del programa La Orquesta Filosófica [email protected] En Tempo, publica artículos de análisis político en la sección “Entre espejos y ventanas”.