Desarticular el animal bifronte
Por Danner González
@dannerglez
Con la novela Mañana tendremos otros nombres, Patricio Pron ha ganado el premio Alfaguara 2019. Se trata de una novela que aborda la crisis de los afectos en nuestro tiempo. Ella y Él pueden ser cualquier hombre y cualquier mujer en cualquier país. No importan los nombres. Inmersos en la ansiedad y el agobio de las redes sociales, ven erosionar su relación en medio de silencios. “Nadie sabía ya qué eran las relaciones amorosas y cómo se establecían”, escribe Pron en tiempos en que es tanto o más importante lo que se calla que lo que se dice.
Mañana tendremos otros nombres es un inventario de tristezas. ¿Quiénes somos con el otro, o ante la ausencia de este? ¿Qué nos dicen los objetos cotidianos con los que nos topamos cuando el otro se ha ido, ese otro con el que convivimos tanto tiempo y al que quizá nunca acabemos de conocer? Pienso en una línea de ese contundente ensayo de George Steiner, Diez razones para la tristeza del pensamiento: El acto de amor es también el de un actor.
A ratos la lectura se vuelve incómoda, porque es inevitable no remitirse a situaciones vividas. Es el recuento de las pérdidas, los remordimientos, la negación. “Había días en que estar vivo volvía a resultarle medianamente soportable”, escribe Pron, para declarar su parentesco poético con aquel Nacho Vegas: “Con decirte que ya van varios días sin salir; puedes creerlo o no, pero he sido moderadamente infeliz”.
Nuestro tiempo construye nuevas y silenciosas configuraciones del deseo, del yo y del otro. “Se había esforzado por conocerlo, pero todas las veces Él se había desembarazado de ese conocimiento convirtiéndose en alguien ligeramente distinto a quien había sido antes”. En tiempos de Tinder, el amor es aún más triste de lo que Steiner hubiera pensado. Los memes son el último refugio de los humillados, de los heridos. No se puede triunfar en las redes sociales si no se está dispuesto al oprobio público, incluso al escarnio.
Toda historia de amor es una investigación en curso, una autopsia, dice Pron. Imposible no cruzar las historias de dos que antes fueron cuatro, o seis, u ocho. Los que fuimos, los que somos, los que seremos sin que lo sepamos o sin que podamos admitirlo. Es la de Patricio Pron una novela dura, como la vida misma, y justamente por eso es que vale la pena leerla.