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Por Golondrina Viajera

@nuezgolondrina

 

Quiero antes de comenzar, pedirles una disculpa por haberme ausentado un par de semanas, pero ya sabemos que se cruzó la Semana Santa, la semana Mayor dicen las abuelas, y luego vino la de Pascua, y pues, Jesús murió para que todos tuviéramos vacaciones, así que… me tomé un par de semanas para hacer lo que mejor me sale, viajar. Dicho lo anterior, estamos en paz y podemos proceder a lo nuestro.

 

Hoy les quiero hablar de Alcalde, Cocina Franca, un restaurant de esos de autor que aparecen últimamente en todas las guías de dónde ir. Muchos de esos lugares son a decir verdad pura pose, presuntuosos hasta en las servilletas. No es el caso de Alcalde. El restaurante se encuentra en la Avenida México, en pleno corazón foodie de Guadalajara. Con un diseño sobrio, moderno, sin exageraciones, aquí se respira el buen gusto. Saben que, como escribió alguien muy famoso que ahorita no recuerdo, el buen dios habita en los detalles.

 

Llevé a unas amigas porque hacía mucho que llevaba pensando en volver. Como son medio de rancho, querían ir a las tortas ahogadas, pero insistí en que no les defraudaría y quizá acabé de convencerlas cuando les aventé un choro mareador sobre la cocina molecular, René Redzepi, Ferrán Adriá y la manga del muerto.

 

De entrada pedimos un ceviche de callo de hacha y una gordita de requesón con crema de chile california, espinacas estofadas, macadamia rallada y polvo de hongos (hay que contener la respiración para recitar el menú con esos nombres tan largos que les ponen), que valió la pena, porque es una interpretación muy libre que es francamente una delicia, y no, las gorditas no vienen en orden de tres, es más ni siquiera son gorditas, pero valen la pena.

 

Me pedí una Cerveza Minerva Pale Ale, que acompañada de un Mezcal tepeztate, mi favorito, ya me hizo la tarde. De plato fuerte ordené el Cordero horneado toda la noche, en un lecho de paja y hierbas de olor, servido con un consomé de elote asado, nopales y verdolagas. Si el que lo hornea tiene la misma paciencia que el que lo recita, ya sabemos cuál es la razón para que quede deliciosísimo.

 

Finalmente pedimos al centro un postre de guanábana con esferas de lichi, helado de limón real y láminas de merengue, que no desmereció el conjunto. En resumen, Alcalde es una gran opción para comer en Guadalajara. Para cenar no se los recomiendo tanto, porque siempre está lleno y a veces uno no escucha ni siquiera sus pensamientos.

 

Salimos felices y contentas a admirar el paisaje y también un poco a envidiar a las tapatías, pues si algo tiene la señorial Guanatos es que aquí hasta las más feicítas están bonitas.

 

 

Golondrina Viajera

Mexicana. Foodie. Bon vivant. Always on the road…