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Por Karla Leticia Doig Alvear González

@karladealvear

“La violencia deja marcas, no verlas feminicidios”

El feminicidio, la máxima expresión de violencia hacia la mujer, ha mostrado una alarmante tendencia de crecimiento en los últimos años. Esto, en parte, gracias a la cultura machista fuertemente impregnada en México, donde la supremacía del hombre hacia la mujer ha provocado la permanencia y el aumento de estos crímenes.

En la última década, los crímenes hacia las mujeres se han caracterizado por ser cada vez más violentos y dantescos, acompañados además de una gran impunidad. En lo particular, siento una gran impotencia de ver que estos delitos suceden en lugares tan comunes como el hogar, el trabajo, los espacios públicos e incluso en ámbitos como la política. Y, a pesar de que la legislación ha avanzado en cuestión de género, sigo sin ver realmente un cambio de fondo, autentico y de parte de todos los sectores en la sociedad en México para buscar una igualdad entre sexos, que al final beneficiará a todos.

Sin embargo, esta problemática no se va atender atacando sólo a los feminicidios, si no que debemos de reconocer que la violencia contra la mujer en realidad es más un problema social, cultural y político, dado a la idiosincrasia que tiene la sociedad mexicana hacia el rol y las funciones de la mujer, creando una mentalidad de subordinación por parte de ellas, que, en muchos casos, ha terminado en la peor agresión: privar de la vida a una mujer por el simplemente hecho de serlo.

¿Qué es el Feminicidio?

“El feminicidio representa el extremo de un continuum de terror anti-femenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos tales como violación, tortura, esclavitud sexual, abuso sexual infantil incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales, acoso sexual, mutilación genital, operaciones ginecológicas innecesarias, heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad forzada. Siempre que estas formas de terrorismo resultan en muerte, ellas se transforman en feminicidio,” según Diana Russell, una de las primeras investigadoras que definieron el asesinato de la mujer en la década de 1970.

Según su definición, el “feminicidio” se aplica a todas las formas de asesinato sexista, es decir, “los asesinatos realizados por varones motivados por un sentido de tener derecho a ello o superioridad sobre las mujeres, por placer o deseos sádicos hacia ellas, o por la suposición de propiedad sobre las mujeres”.

De acuerdo con la Declaración sobre el Feminicidio del Mecanismo de Seguimiento Convención Belém Do Pará (MESECVI), define a este delito como “la muerte violenta por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad o por parte de cualquier persona, o que sea perpetrado tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.

La principal razón por la que se violenta a la mujer, es la discriminación, causada por la creencia que es débil y que no debe de ser educada, siendo su único rol en la sociedad el ser madres y amas de casa. Por ello, es necesario romper con los estereotipos que dictan que ellas deben de ser sumisas, dependientes y poco preparadas, los cuales han sido creados y perpetuados social y culturalmente.

Esto ha provocado que, dentro de la sociedad, exista una distorsión que implica violentarla en caso de que no llegue a acatar las reglas establecidas. Además, el rechazo de las autoridades responsables, que han preferido negar el presente fenómeno y simular acciones mediante normas y programas que no resuelven la problemática, la agresividad y la impunidad, que son los principales factores que caracterizan este fenómeno, ha fomentado el aumento de estos crímenes.

Lo más preocupante de esta situación, es que cada día ocurren más crímenes contra las mujeres, en todos los niveles socioeconómicos, y que este fenómeno se ha ido normalizando. Prueba de esto, es el cuestionamiento que muchos de nosotros, lamentablemente, nos hemos planteado: ¿qué habrá hecho para que le hicieran equis o ye situación?, de seguro se lo habrá buscado… Este es un reflejo dramático de la forma de pensar de muchos mexicanos, donde, en lugar de juzgar y castigar al victimario, se cuestiona y culpa a la víctima.

Los Feminicidios en México

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero del 2015 a septiembre del 2018, se han cometido 2 mil 314 feminicidios. Este delito ha ido a la alza año con año, pues en 2015, se registraron 407; en 2016, 585; en 2017, 715 casos; y hasta septiembre de 2018, se habían contabilizado 607 víctimas, con base en los registros oficiales.

En la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2019, para sorpresa nuestra, pudimos ver la reducción del 51% en programas para promover la atención y la prevención de la violencia contra las mujeres y en la Comisión Nacional de Atención a la Violencia contra las Mujeres; además de la disminución del 24% para investigar y perseguir delitos de género de orden Federal.

Ésta es una situación desfavorable, pero no definitiva, ya que siempre hay algo por hacer. Y justamente hoy es necesario que, de manera conjunta, tanto el sector privado, como el público, trabajen para lograr un impulso y una mejora de las estructuras e instituciones ya existentes para generar propuestas de políticas públicas que garanticen una real y efectiva igualdad de género.

Cómo prevenir y erradicar los Feminicidios

Es necesario concientizar y revalorar el papel del hombre y la mujer en la sociedad, utilizando un enfoque de complementariedad, y no de rivalidad. Debemos de ser solidarios, no sólo exigiendo mejoras en la infraestructura y los servicios públicos, si no también pidiendo mejores leyes para prevenir y castigar estos delitos, ya que, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es uno de los países más peligrosos para las mujeres a nivel mundial, ocupando una de las primeras posiciones.

Hago un llamado para que cada uno de nosotros enseñemos y adoptemos costumbres de equidad, siendo necesario implementarlas desde nuestros hogares, para así construir un país en el que contribuyamos todos por igual, y así poder exigirle al gobierno, con toda la voluntad política, que elimine las brechas de género que nos están impidiendo avanzar como país.

Y también hago un llamado al gobierno para que diseñe estrategias y políticas eficaces que prevengan y erradiquen los feminicidios. Para ello, es necesario contar con información cuantitativa y cualitativa de datos de género, de parte de todos los sectores, para mejorar nuestras estructuras, instituciones para atacar de manera puntual el problema.

Asimismo, es necesario impulsar una agenda de genero real con políticas de equidad que nos ayuden a nivelar la balanza. De igual manera, es fundamental formar y certificar, en materia de género, a las autoridades responsables de juzgar estos delitos en el ámbito penal, además de aquellos actores encargados de diseñar la legislación.

Si existe un momento preciso para poder lograr tan importante transformación, es este mismo, reconstruyendo y replanteando un nuevo paradigma orientado hacia la igualdad entre hombres y mujeres para así alcanzar el verdadero desarrollo económico, político y social que se merece nuestro país.


 

Fuente: Revista “Politiki” de Culiacán Sinaloa.

 

Karla Leticia Doig Alvear González

Licenciada en Derecho por la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, Licenciada en Nutrición por el Centro de Estudios Superiores México Americano, A.C, Maestra en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Con estudios de Derechos Humanos desde la Perspectiva de Género por la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Se ha desempeñado en la Administración Pública Federal, específicamente en la Secretaría de la Función Pública, Secretaría del Bienestar, Registro Agrario Nacional, Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y actualmente en la Secretaría de Gobernación. Actualmente escribe en el periódico El Debate en la Columna Código Morado. Es articulista invitada de distintos medios como: el periódico El Reforma, Mujer es Más, Tempo, Gente Sinaloa y Forbes.