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Por Raymundo Moreno Ibáñez 

@Ray_More_CNC

El pasado 30 de marzo en conferencia de prensa vespertina, el gobierno de México, por conducto del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón declaró la emergencia sanitaria y la suspensión de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social hasta el 30 de abril. ¿Esto qué quiere decir?, bueno, entre otras cosas, implica que durante este periodo de tiempo quedan postergados todos los censos y encuestas en el país que involucren la movilización de personas y contacto cara a cara; se ratifica la prohibición de reuniones con más de 50 personas; y se reitera el llamado a seguir con medidas como el lavado de manos y la sana distancia. 

Por lo que hace al aspecto económico, se ordenó a las secretarías de Hacienda, Economía y Trabajo, así como al IMSS, ISSSTE e Infonavit realizar las medidas necesarias para proteger las empresas y los trabajadores por la vigencia de la declaratoria. Sin ser una mala medida, no se protege a la economía familiar, la verdad es que se queda corta ante la realidad de la población mexicana. 

Contrario al discurso oficial de la 4T, ese gobierno que se asume como pueblo, hoy le da la espalda a las más de 30 millones de personas que forman parte de la informalidad laboral (INEGI), incluyendo a millones de campesinos. Pero claro, esos 30 millones no los presumen a la menor provocación. La postura del gobierno Federal al respecto, se está dando en el sentido de no brindar incentivos o programas para apoyar a todos estos sectores en momentos tan difíciles, siendo más bien en algunos casos los gobiernos estatales los que están estableciendo programas en beneficio del sector productivo del país para que éste trate de salir adelante en estos momentos cruciales.

Otro aspecto para destacar es el exhorto hecho a la población mexicana para cumplir con el resguardo domiciliario voluntario, el que por supuesto, acataremos con la responsabilidad que amerita. Sobre este punto en particular, llama poderosamente la atención la insistencia del Subsecretario López-Gatell, mostrando cierta frustración, por cumplirlo. ¿Cómo no estar desesperado?, cuando el primero en hacer caso omiso es su jefe el Presidente, quien sigue polarizando al llamar a la unidad a los “adversarios políticos”, “conservadores”, etc.     

Naturalmente, como ocurre en la vida pública, las reacciones no se hicieron esperar y cada día se manifiestan a través de diferentes expresiones. Pero más allá de ello, la gravedad de la pandemia que enfrentamos hace indispensable una verdadera unidad entre la población, pero también entre las distintas fuerzas políticas. Superar el COVID-19 no se trata del PRI, del PAN, del PRD, de Morena o de ningún otro partido o actor político, la emergencia es un tema de México, la gran nación que hemos construido y de la cual es un orgullo pertenecer.  

Como alguien que se ha desempeñado en el servicio público y que mantiene contacto directo con la población (como dirigente del sector campesino), estoy convencido de que el contexto actual únicamente se podrá superar si todos cerramos filas y avanzamos en una sola dirección con responsabilidad, confianza y optimismo. Dentro de este panorama adverso, vale la pena recordar a Don Jesús Reyes Heroles, cuando decía que: La política, la auténtica política, que es la que puede cambiar, transformar, modificar, hacer y deshacer, exige optimismo; solo con optimismo y confianza se puede lograr que la vocación individual coincida con el quehacer colectivo, solo la auténtica vocación política hace que se puedan sentir los intereses de una colectividad como intereses propios (mayo de 1973). 

Desde el municipio de La Paz, en el Estado de México, hago el llamado a tomar consciencia sobre la magnitud de la pandemia y tomar las previsiones que sean necesarias. Hagamos frente al desafío que en las próximas semanas registrará sus índices más altos, lejos de caer en desánimo, llenos de entusiasmo tengamos en cuenta que “El mundo no nos ha sido heredado por nuestros padres, nos ha sido prestado por nuestros hijos” (Luis Donaldo Colosio). 

Raymundo Moreno Ibáñez

Raymundo Moreno Ibáñez es Licenciado en Contaduría Pública y cuenta con diversos Diplomados en materia de Finanzas. Su trayectoria profesional se ha enfocado en el servicio público. Es militante del PRI y dirigente agrario en el municipio La Paz, Estado de México, donde realiza diversas gestiones en beneficio de la economía de las familias mexiquenses. Asimismo, fue diputado federal suplente en la LXIII Legislatura y es un referente político en la zona oriente de la entidad.