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Por Salvador López Santiago
@sls1103

El 6 de junio de 2021, México va a celebrar la jornada electoral más grande, compleja e importante de la historia contemporánea, cuando casi 95 millones de electores registrados acudan a las más de 164 mil casillas que se tiene proyectado instalar en todo el territorio nacional a emitir su voto para la renovación de más de 21 mil cargos de elección popular. Debido a la trascendencia del proceso electoral que inició a nivel federal el 7 de septiembre de 2020 y que en las entidades federativas comenzó en días posteriores o que todavía están por llevar a cabo la instalación de sus Consejos Locales, en las próximas semanas la agenda política se tornará con tintes eminentemente electorales, teniendo como elemento atípico a la mayor contingencia sanitaria del último siglo, la que estamos lejos de superar.

Al ser un asunto que impacta a toda la población, no solo es inevitable, sino que es necesaria la reflexión. A manera de tener una primera aproximación del estudio y seguimiento a realizar al desarrollo del proceso electoral, entre otras cuestiones, es oportuno tener en cuenta las siguientes consideraciones:

1. Aunque tiene cierta relevancia, el triunfo electoral conseguido por el PRI en Coahuila, donde se llevó los 16 distritos electorales en disputa y en Hidalgo, donde ganó 32 de los 84 ayuntamientos, lo ocurrido el 19 de octubre dista mucho de ser un augurio de lo que pasará el próximo año. La elección que tuvo como gran perdedor al PAN, si acaso es un tanque de oxígeno y un golpe de motivación para el PRI. Son diversas las encuestas que colocan a morena como amplio favorito, por ejemplo, de acuerdo con El Financiero, el partido en el poder tiene el 39% de las preferencias electorales, seguido por el PAN con el 11% y el PRI con el 10%.

2. El enfado del PT luego de no recibir el respaldo de la mayoría parlamentaria para presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, curiosamente se acabó en la antesala de los momentos de definición de candidaturas. Aunque habían anunciado que irían solos en el 2021, al parecer las cuentas no salen, así que invocando a la unidad que ellos mismos rompieron cuando la priista Dulce María Sauri Riancho llegó a la presidencia de la Cámara Baja, vuelven a jugar su eterna carta de ser los únicos en acompañar a AMLO en todos los procesos electorales, lealtad que sin duda, fue recompensada en 2018, basta ver casos como el del Distrito Electoral Federal 3 de Michoacán con cabecera en la Heroica Zitácuaro (uno de muchos en todo el país), allí la Coalición Juntos Haremos Historia ganó con 58 mil 649 votos, de los cuales, el PT, partido que tiene dicha diputación, solo aportó 14 mil 422 (PREP 2018).

3. En el caso de la oposición, si bien es cierto que se ha reducido la aprobación del presidente, también lo es que esto es normal y que todavía se encuentra en niveles muy positivos, ni el PRI, ni el PAN y mucho menos el PRD, han logrado quitarse el estigma que les hizo sufrir la contundente derrota electoral en los pasados comicios federales. Según Consulta MITOFSKY, en octubre el presidente registró un promedio de 57.4% de aprobación de los mexicanos. El PRD, agoniza y tiene como objetivo no desaparecer, aquellos años de gloria como principal partido de izquierda solo viven en su memoria. El PAN es quizá el más claro ejemplo de la oposición moralmente derrotada, tanto que el excandidato presidencial Ricardo Anaya regresó a la arena pública (hasta ahora como algo meramente anecdótico). Además, acciones como la creación de la asociación civil Gobernadores de Acción Nacional (GOAN) y las infructuosas campañas de desinformación y polarización del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, no generan mayor impacto en la percepción que prevalece hacia la 4T.

4. Aunque la Coalición Juntos Haremos Historia tiene la balanza a su favor, morena y particularmente, sus aliados, no pueden perder de vista que en esta ocasión el efecto AMLO no asegura el arrastre que tuvo en 2018. En este sentido, harían muy mal en caer en confianza excesiva o en nociva soberbia. El análisis de la derrota en las elecciones de Coahuila e Hidalgo, no debe enfocarse en descalificar a la autoridad electoral y menos a denostar la victoria del PRI, más bien, es la oportunidad de ver en que se falló y al hacerlo, una de las grandes deficiencias fue la falta de unidad. Entonces, si acaso se pretende dar continuidad a la transformación social que inició en 2018, morena tiene que cerrar filas, sin protagonismos ni vanidades, ese es el gran reto de Mario Delgado al frente de la nueva dirigencia nacional.

5. Entre todas las particularidades, estimo que existe un punto de coincidencia para todas las fuerzas políticas y es que el éxito de sus aspiraciones, en gran medida, está en función de la efectividad de las campañas políticas con las que salgan a las calles a pedir el voto popular. En pocas palabras, en el 2021 no hay espacio para la improvisación. Ningún actor político puede dar por hecho un resultado favorable, ni siquiera aquellos que en 2018 evidentemente ganaron por la aplanadora. Así, los funcionarios, senadores o diputados que han pedido licencia o que lo harán en los próximos días, para contender por gubernaturas o presidencias municipales, deben tener claro que nada será por inercia y que ni el tener buenas propuestas puede garantizar el triunfo electoral, por ello, en principio es necesario conformar equipos competitivos y darle su lugar a la militancia y la estructura. Para ganar las elecciones hay varios factores a contemplar, pero sin duda, la estrategia que optimice los recursos financieros, técnicos y humanos con que se cuente, será fundamental.

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.