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Por Salvador López Santiago

@sls1103

“Nunca hay nada excesivo cuando se trata de servir bien a su país”.

—Ignacio Ramírez “El Nigromante”.

El 2 de marzo de 2022 conmemoramos el 198 aniversario del Estado de México. En el cumpleaños de mi querido estado no puedo dejar de expresar el orgullo de ser mexiquense. No soy ingenuo y sé que tenemos enormes problemas por resolver, por mencionar algunos, están los altos índices de violencia e inseguridad, la falta de confianza en las instituciones, las marcadas deficiencias del sistema educativo (agravadas en el contexto de la pandemia), la insuficiencia de servicios de salud dignos para todos y las complicaciones de movilidad que padecemos para trasladarnos a nuestras diferentes actividades. Pero, así como ocurre con el cumpleaños de cada uno de nosotros, este día es más que propicio para exaltar las virtudes de las tierras mexiquenses y a partir de ello, plantear objetivos viables en el corto y mediano plazo.

El nacimiento jurídico del Estado de México ocurrió el 2 de marzo de 1824, después de que en diciembre del año anterior el Congreso Nacional aprobó el artículo constitutivo donde lo declaraba como una de las entidades de la Federación. Desde de su erección en 1824, hasta abril de 1941 cuando fue adoptado como escudo el diseño elaborado por el mexiquense Pastor Velázquez, cuyo lema es: “Patria, Libertad, Trabajo y Cultura”. Aunque el reconocimiento oficial como entidad federativa data de esta fecha, la grandeza del Estado de México está registrada desde el México prehispánico con las pirámides del Sol y de la Luna, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y el mercado en Teotihuacán, construidas entre los años 100 a. C. y 100 d. C.

La majestuosidad de la entidad también se observa en sitios arqueológicos como Tenayuca, construido por los chichimecas de Xólotl; la muralla de Huexotla; los conjuntos habitacionales de Los Melones, pertenecientes a la cultura acolhua; y los monumentos de Malinalco, edificados por los matlazincas y puesto avanzado de los aztecas. Actualmente en esculturas icónicas como el Guerrero Chimalli, ubicado en Chimalhuacán, El Coyote de Neza y la zona arqueológica de los Reyes la Paz, que se encuentra bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Por si esto no fuera suficiente, de los 132 pueblos mágicos que hay en todo el país, 10 están ubicados en tierra mexiquense: Aculco, El Oro, Ixtapan de la Sal, Malinalco, Metepec, San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides, Tepotzotlán, Tonatico, Valle de Bravo y Villa del Carbón.

También dan testimonio de la dimensión del Estado de México, tradiciones como la Feria del Caballo en Texcoco, la Feria Nacional de la Tuna en San Martín de las Pirámides, el Carnaval de Amecameca, el Carnaval de los Reyes la Paz, la Feria de la Piñata en Acolman y la Feria Internacional de la Pirotecnia en Tultepec, entre otras. Son igual de significativos sus 26 museos, las 543 bibliotecas dependientes del Instituto Mexiquense de Cultura y los 122 archivos municipales que son asesorados por dicho instituto. Si miramos hacia el pasado, por supuesto que enaltece el legado de mexiquenses notables como Ignacio Manuel Altamirano, José María Bustamante, Sor Juana Inés De la Cruz, Isidro Fabela Alfaro, Ignacio Ramírez Calzada “El Nigromante”, José Vicente Villada y el gran poeta Nezahualcóyotl.

Otra extraordinaria carta de presentación es nuestra vasta gastronomía, la cual incluye platillos de las culturas prehispánicas que actualmente siguen siendo un verdadero deleite para todos. La sazón mexiquense se encuentra en el mole rojo, negro y verde acompañado de tamales de sal, chile y manteca; en la barbacoa de Tenango del Valle, Texcoco y la Magdalena Atlicpac (en el municipio de los Reyes la Paz); en el antiquísimo chorizo toluqueño; en la producción quesera de Ayapango y Aculco; en la inmensa oferta de dulces como calabaza y cocadas; o simplemente en la colosal variedad de tacos que podemos encontrar en prácticamente todas las calles y colonias. Un buen mexiquense siempre sabe en dónde encontrar los mejores tacos y un buen mexiquense entiende que un taco al día es la clave de la alegría.

El pasado, presente y futuro del Estado de México está reflejado en el espíritu de los mexiquenses de bien que enfrentan la vida con optimismo y valentía. En sus 125 municipios existe una amplia gama de matices que produce identidad política, histórica y cultural. Y no se trata de una cuestión meramente retórica o basada en la emotividad únicamente, tan sólo en la arena pública, la población total en el Estado de México es de 16 millones 992 mil 418 habitantes y ocupa el primer lugar a nivel nacional por su número de habitantes; y el padrón electoral (personas mayores de 18 años con credencial para votar) es superior a los 12 millones (a nivel nacional la cifra es apenas superior a 95 millones), por lo que es evidente su relevancia para la configuración de la geografía política del estado y del país.

En el 198 aniversario del Estado de México, las y los mexiquenses estamos llamados a convertirnos en embajadores permanentes de nuestro estado. En lo personal, considero que la mejor manera de hacerlo es con principios y convicciones genuinas que abonen a mejorar nuestra realidad en la esfera propia, pero también en la colectividad. Uno es del lugar donde está su sentido de pertenencia e identidad, en donde nos sentimos en casa y en donde nos imaginamos construyendo un futuro, en mi caso es en el Estado de México porque aquí he vivido siempre y aquí quiero seguir.

 

 

 

Salvador López Santiago

Es Licenciado en Derecho por la UNAM, Maestro en Ciencia Política por la UPAEP, Maestro en Derecho Electoral por la EJE del TEPJF y cuenta con estudios de posgrado en Derecho Parlamentario en la UAEMéx. Fue Consejero Electoral Distrital en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en el Instituto Nacional Electoral (INE) durante los Procesos Electorales Federales 2011-2012 y 2014-2015, respectivamente. Asimismo, se ha desempeñado como asesor legislativo en el Senado de la República de noviembre de 2012 a la fecha, en la LXII, LXIII, la LXIV y la LXV Legislatura. Desde enero de 2020 es director editorial en Tempo, Política Constante.