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Por Danner González

@dannerglez

A Toñi e Indira Biadxi

Fernando Santiago Vásquez fue uno de los hombres que dispersó la danza. Zapoteco, vino a recalar en Xalapa, y aquí se quedó para alumbrar el pensamiento de muchos jóvenes que pasaron por las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana. Ejerció la docencia como una profesión de fe, incluso en los momentos más oscuros de la enfermedad. Docto romanista, tenía una sensibilidad especial por las artes, especialmente por la pintura, la música y la literatura. Defensor de la pluriculturalidad y de la preservación de las lenguas maternas, entre su tiempo con pasión a la organización de charlas, recitales, conciertos. Fernando sabía que no basta invocar a la justicia para impetrar sus favores. La justicia es una llama perpetua en el corazón de los hombres. Pocos escuchan su crepitar y menos aún, alientan su lengua de fuego para que no se extinga. Fernando siempre supo que hay un solo camino para ello: el humanismo, aunque en tiempos pragmáticosquien lo ejerce sea visto como una rara avis.

Con su Tata, Andrés Henestrosa.

Con el poeta nicaragüense y teólogo de la liberación, Ernesto Cardenal.

Era además un cruzado: acompañó al zapatismo en su caravana por el territorio veracruzano. Le dolía Acteal. Le encabronaba la injusticia donde quiera que habitara. Acompañó a Ofelia Medina en los trabajos y los días por la dignidad de la niñez chiapaneca. Amigo de nuestra querida escritora Esther Hernández Palacios, creó e impulsó la cátedra Aureliano Hernández Palacios. Mdistinguió con su amistad y me honró invitándome a charlar con sus alumnos, en la cátedra intersemestral que impartía sobre Historia del Derecho Mexicano. También nos acompañó en las tareas que emprendimos en Son la Esperanza. Si había que llevar libros a la juventud veracruzana, ahí estaba Fernando. Si había que hacer de niñero –tareapor cierto, no exenta de gran responsabilidad– para llevar estudiantes a la Ciudad de México, a conocer las Cámaras del Congreso de la Unión, ahí estaba Fernando, diligente y animoso.

Como parte del programa “Ver por la lectura” organizado por Son la Esperanza.

Con Ofelia Medina. 

El humano se separa de lo animal cuando aprende a cocinar lo que come y solo en ese momento sabe que si no es posible cortarle a la epopeya un gajo, al menos podemos robarle algunos manjares a los dioses. Fernando era un gastrónomo irredento. No era raro visitarle y encontrar en su casa a la gran Raquel Torres, charlando amena. O sorprenderlo en la cocina, intentando apañar el secreto de las recetas yucatecas de nuestra querida Hilda. Quedan en el recuerdo de nuestras familias los festines opíparos de que dimos cuenta en la calidez de los fogones, los vinos escanciados a lo escita y las larguísimas sobremesas en las que hablábamos de todo, pero siempre volvíamos a una pasión compartida que es origen y destino, Oaxaca, con sus dos santos patronos: Andrés Henestrosa y Francisco Toledo. Charlamos en los pasos perdidos de su casa, por última vez, en plena pandemia. Estaba, como siempre, preocupado por el futuro de la educación en nuestro Estado. Encomió la vocación docente y me animó a ella. Luego hablamos de nahuales, de aparecidos y quedamos para cocinar, en su horno istmeño, de barro, un pescado al horno que en Juchitán llaman Benda’ yagüi. Cuando llegue el día, cumpliremos esa cita pendiente.

Con el Subcomandante Insurgente Marcos en las puertas de la Catedral de Xalapa.

Guendanabani xhianga’ sicarú 

La vida es hermosa 

ne gastiru’ ni ugaanda laa 

nada se le compara 

Diuxi biseenda’ laanu guidxilayú 

Dios nos mandó a esta tierra 

ne laa cuidxi laanu ra nuu 

y Él mismo nos llamará a su lado…

Pisa suave, pisa ligero, querido Fer. Xunaxidó’ nga gapa’ laanu ndaani’ na’ Que la diosa te acune en sus brazos.

Danner González

Especialista en comunicación y marketing político. Ha realizado estudios de Derecho en la Universidad Veracruzana; de Literatura en la UNAM; de Historia Económica de México con el Banco de México y el ITAM, y de Estrategia y Comunicación Político-Electoral con la Universidad de Georgetown, The Government Affairs Institute. Máster en Comunicación y Marketing Político con la Universidad de Alcalá y el Centro de Estudios en Comunicación Política de Madrid, España, además del Diplomado en Seguridad y Defensa Nacional con el Colegio de Defensa de la SEDENA y el Senado de la República. Ha sido Diputado Federal a la LXII Legislatura del Congreso de la Unión, Vicecoordinador de su Grupo Parlamentario y Consejero del Poder Legislativo ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral. Entre 2009 y 2010 fue becario de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores en Córdoba, España. Sus ensayos, artículos y relatos, han sido publicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Es Presidente fundador de Tempo, Política Constante.