Por René Cervera Galán
Estamos transitando hacia un cambio de fondo, de lo que dio en llamarse la aldea global hacia la identidad regional y esto conlleva un rompimiento con el predominio hegemónico del neoliberalismo.
La moneda de cambio único ya no será admitida por varios paises, que ven con desconfianza el intercambio en dólares, cuando los acontecimientos demuestran el peligro de guardar en bancos que se pueden quedar con los depósitos de un gobierno y sus gobernados, si desde el exterior castigan el comportamiento de un regimen quedándose con sus ahorros, legitimando así el robo.
Es inevitable que la primera economía del mundo pase a ser China, rompiendo el mito de que el Estado no debe intervenir en la economía, ya que, aunque no es tan comunista como su nombre lo dice, es un Estado muy presente en la actividad comercial.
Seguramente en lo futuro se tomarán medidas arancelarias para proteger áreas económicas y se buscara la manera de generar un fuerte mercado interno.
La nueva época es para comprender que el agua, los bosques los literales, la selva y la riqueza del sub – subsuelo son nuestro mayor tesoro y lo que de mejor manera avalan cualquier moneda y se debe evitar el abuso de estos recursos y la especulación.
Quienes analizan la geopolítica afirman que los mayores bienes naturales se localizan en la Siberia Oriental que limita con China, de aquí la confianza con la que actúan los rusos pese a los castigos económicos, cuando el dirigente chino afirma que entre ellos hay una alianza sin límites.
La pregunta es en medio de este panorama: ¿Cómo debe jugar México?, tiene compromisos comerciales con Estados Unidos de Norte América y Canadá y la circunstancia de la vecindad con la todavía mayor economía, la primera o segunda potencia militar y en donde vive al menos la quinta parte de los mexicanos.
Potencia que está decayendo pero que puede tardar muchos años como figura al centro del mundo.
También tenemos compromisos de conciencia y dignidad nacional en el ánimo de ser un país con una postura crítica frente a los excesos del capital regularmente protegidos por el gobierno norteamericano.
Igual hay un compromiso moral con la transición por la que está pasando Latino América y de la que somos parte vital, en la intención de alcanzar una justa distribución de la riqueza.
Ponernos demasiado cargados del lado oriental nos pone en el peligro de que las cosas se reviertan y Estados Unidos juegue el papel que ahora hace Rusia en Ucrania con nosotros y si bien la democracia que promueven los norteamericanos tienen mucho de ficticio porque si la democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo, entonces en el marco democrático no caben las oligarquías que le dan más a quienes más tienen, sería demasiado iluso pensar que con Rusia y China como modelos en nuestra visión tendríamos una democracia integral ya que ellos parten de posturas autocráticas.
Es el momento de recordar a Don Alfonso García Robles quien propugnó con el tratado de Tlatelolco garantizar una zona libre de armas nucleares en Latino América y el Caribe, avanzar con este espíritu hacia el resto del orbe, es el momento de actuar como un solo cuerpo entre latino americanos haciendo ver que nuestra identidad es capaz de comerciar sin prejuicios geopolíticos e ideológicos, pero manteniendo nuestra libertad y de ser posible mediar en conflictos más que ser parte de ellos.
Es la oportunidad de tener un peso específico en las decisiones del orbe, exigir reformas sustanciales en la Organización de las Naciones Unidas para que la democracia de la que hablan inicie en su interior evitando poderes desbordados.
Pero cuidado con los nacionalismos acendrados que se tornan violentos y excluyentes, separemos la globalidad que puso al centro de su pensamiento y acción la venta y la acumulación difundiendo el egoísmo, por el concepto de una comunidad internacional solidaria, en donde los Estados son territorios concretos con sociedades que hacen gobierno.
